Dos hombres resultaron heridos en las piernas y una mujer tuvo que ser atendida por un ataque de ansiedad
Sara SAÉNZ
Un jabalí puso en jaque a los vecinos de Villanueva de Cameros, una pequeña localidad situada a 41 kilómetros de Logroño. Los hechos ocurrieron en la tarde de ayer, cuando el animal, que al parecer se encontraba herido por un disparo, arremetió contra cuatro personas que recogían setas en el monte de El Ollano. Finalmente, varios cazadores acudieron con sus perros y dieron presa al jabalí.
El suceso tuvo lugar cuando cuatro vecinos del pueblo riojano, dos hombres y sus respectivas mujeres, de mediana edad, se disponían a disfrutar de las vacaciones navideñas cogiendo setas en el monte más conocido de la aldea. Al parecer, todo estaba tranquilo hasta que una de las mujeres oyó un ruido y alertó a los que la acompañaban. Según cuentan “todo fue muy rápido”. El jabalí se lanzó sobre la pierna derecha de uno de los varones y posteriormente, atacó al otro cuando intentaba defenderlo. Ambos terminaron con las piernas ensangrentadas. Mientras que una de las esposas de éstos se escondía detrás de un matorral para pedir ayuda por el teléfono, la otra intentaba ahuyentar al jabalí.
Afortunadamente, el forcejeo duro poco tiempo, gracias a unos cazadores y a sus perros, que se encontraban cerca y no dudaron en rodear al animal y pegarle dos tiros. Pocos minutos después, llegaban los servicios de la Cruz Roja del pueblo para asistir a los heridos y a una de las esposas que presentaba un cuadro de ansiedad.”Pasé tanto miedo que no acertaba a pulsar las teclas del móvil”, asegura la mujer que resultó ilesa. Por su parte, una de las enfermeras que asistió a los heridos añadió que “las heridas en sí eran limpias, aunque uno de ellos ha necesitado 7 puntos en la rodilla derecha”.
Un hecho aislado
Los cazadores que asistieron al hecho aseguraron que el jabalí estaba herido por un disparo en una pata y que era uno de los más grandes que habían visto, por lo que “es una suerte que el incidente no fuera más grave”. Horas más tarde, mientras los vecinos que habían acudido a presenciar el hecho iban despejando el lugar, el guarda forestal de la zona explicaba que “se trata de un hecho aislado; los jabalís no suelen atacar a las personas, tienden a huir de ellas, pero cuando están heridos o al cuidado de sus crías pueden resultar muy peligrosos”.
martes, 30 de diciembre de 2008
UN JABALÍ ATACA A CUATRO PERSONAS EN UN PUEBLO DE LA RIOJA
martes, 27 de mayo de 2008
Plomo en la comida

Como bien indica el artículo antes reseñado, el estudio habla fundamentalmente de aves, lo cual reafirma la abrumadora necesidad de encontrar la fórmula de un cartucho biodegradable, como bien les hemos ido informando semanas atrás. El plomo residente en el cuerpo de estas especies no llega a ellas exclusivamente a través de un balazo directo, más bien la mayoría de las veces acaban contaminándose tras la ingesta de perdigones que quedan sueltos por el campo tras una jornada de caza.
Independientemente de la salud del ecosistema, la reivindicación de este nuevo cartucho también se lleva a cabo desde la perspectiva del bienestar humano, pues el consumo de plomo puede acarrear graves consecuencias. Según la Organización Mundial de la Salud, los niños son los más vulnerables a este tipo de veneno, que provoca desde disfunciones en el cociente intelectual hasta mortales encefalitis.
Obviamente estos supuestos son causa de una ingestión masiva, que habitualmente sólo se da en lugares donde el tratamiento de la carne es deficiente y en hogares donde la práctica cinegética es habitual, pues lo normal es que sea el propio cazador y sus allegados quienes se alimenten de las piezas abatidas.
En el caso de la caza mayor, el proceso de limpieza de la carne resulta más sencillo por el notorio hecho de que existe una mayor superficie de la misma. Una vez muerto el animal, debemos tirar a la basura toda la parte que rodea al orificio de entrada producido por la bala, que distinguiremos por su ennegrecido tono. Además, recordamos que de haber utilizado escopeta, la munición no ha traspasado la pieza y también hay que extraerla, cosa que no suele pasar de emplear rifle.
Si hablamos de caza menor la cuestión se complica, pues limpiar convenientemente una pieza puede significar el despilfarro de más de la mitad de su cuerpo, con los que nos quedaríamos con poca cantidad que llevarnos a la boca. Asimismo, el riesgo de encontrar plomo ingerido por el animal se multiplica, por lo que debemos estar muy seguros de su estado antes de consumirlo.
Como norma general pues es más recomendable alimentarse de aves de corral que de aquellas capturadas por uno mismo. Con ello perderemos el romanticismo de culminar una buena jornada de caza alimentándonos de nuestras presas pero ganaremos en salud.
De la escopeta de un solo caño al rifle express

Gregorio Tobías: El abuelo
Villoslada de Cameros es un pequeño pueblo riojano situado en el corazón de la Sierra Cebollera. Con el río Iregua a sus pies y rodeado de naturaleza, ofrece un paisaje maravilloso. Allí, sentado frente al portal de su casa, nos recibe Gregorio Tobías, el primer protagonista de nuestro artículo. La blancura del pelo y las arrugas de la cara dan cuenta de sus 83 años, mientras la callosidad de sus manos demuestra la dureza del trabajo en el campo. Comentamos el silencio y la tranquilidad que reinan en el pueblo, pero enseguida nos metemos de lleno en la historia:
Pero todavía tendrían que pasar tres años hasta que Gregorio recibiese su primera arma de fuego: “Con 11 años mi tío decidió que ya podía darme una escopeta. Era de un caño y se cargaba manualmente con pólvora y perdigones por la boca”. Ante nuestro asombro, reconoce que “ha cambiado mucho todo; ahora la mayoría de escopetas son repetidoras”.
A pesar de ser consciente de los avances tecnológicos en armas y municiones, Gregorio nos confiesa que es “poco amigo” de los cambios: “Una vez que me acostumbro a algo no ve gusta cambiar”. Por eso, sólo ha tenido dos escopetas en su larga experiencia cinegética: “Con la escopeta de un caño pase toda mi juventud. Después, ya casado, me compré la paralela”. Se refiere a la Sarrasqueta modelo “00” que nos acompaña, recostada contra la pared de piedra.
José Ignacio Tobías: El padre
Vía telefónica, José Ignacio se declara “un perdicero empedernido” y se muestra orgulloso por ser el eslabón cinegético entre su padre, Gregorio, y su hijo, Sergio.
José Ignacio ha conocido lo viejo y lo nuevo; ha vivido en persona la evolución tecnológica de armas y municiones: “Cuando comencé a cazar con mi padre, todos los cartuchos eran de cartón. Recuerdo especialmente su olor”, dice. Nos cuenta, también, que el uso de este material suponía a veces un grave problema: “Cuando llovía, se hinchaban los cartuchos y no se podían meter en la escopeta. Si lograbas introducirlos a la fuerza, después tardabas mucho tiempo para sacarlos”.
Por ello, valora los avances que se han producido, pero se muestra cauteloso: “Hoy en día no todo es bueno; hay cartuchos buenos, malos y regulares. Además, mucha gente no sabe elegir la munición en función de la pieza”.
Hablamos con Sergio en la Universidad Autónoma de Madrid, donde estudia. Pese a su juventud, parece todo un experto del mundo cinegético. Para él, hablar de caza implica recordar a su padre y a su abuelo: “Durante la temporada de caza, iba todos los domingos a las perdices con mi padre. Cuando se cerraba la veda, contaba los días que faltaban para que llegase el verano, porque lo pasaba entero en Villoslada en casa de mis abuelos”.
Mientras que su padre lo inició en la caza menor, fue su abuelo quién le enseñó las claves de la caza mayor: “En verano salía con mi abuelo a cazar jabalís o ciervos. Era mucho más emocionante porque íbamos de furtivos”. Según Sergio, su abuelo estaba acostumbrado a cazar sin ninguna ley o reglamentación.
Esa emoción ante la posibilidad de ser descubiertos por el guarda o por la Guardia Civil, junto con la espectacularidad de los lances de jabalí, fueron, para Sergio, las causas que hicieron que se decantase por la caza mayor.
Ante su padre y su abuelo, se siente “un afortunado por pertenecer a la época de la alta tecnología”. Pero al mismo tiempo, sabe que sobre él recae una gran responsabilidad: como último eslabón de la saga, la continuidad de esta afición familiar está en sus manos.
Rutas: Museo de la Caza Juan Garoz

En esta ocasión regresamos a España para recomendarles una parada en el toledano pueblo de Los Yébenes, donde se aloja el mejor centro expositivo cinegético de Europa: el Museo de la Caza Juan Garoz. Aquí se refleja toda la grandeza de nuestra práctica preferida y ningún aficionado a ella debe dejar de acudir. Los redactores de Caza al Día visitamos este lugar, y a continuación compartiremos con todos ustedes una experiencia tan inolvidable como cualquiera de los muchos viajes al extranjero de los que hemos hablado estos meses.
La localidad castellano-manchega de Los Yébenes respira ambiente de caza por todas sus calles. El Parque de la Naturaleza y la variedad de restaurantes ambientados y decorados con motivos cinegéticos hacen honor a una tradición históricamente ligada a este pueblo. Desde luego, la ubicación del museo no podía ser más idónea.
A su entrada nos recibe el propio Juan Garoz, reconocido taxidermista e impulsor de esta muestra. De entrada gratuita, todo lo que podemos ver en ella es un constante homenaje a quienes aman este deporte. El lugar en sí de divide en varias salas, que el anfitrión nos enseña y explica detalladamente.
En la primera encontramos numerosos dioramas que recrean situaciones que se dan durante la práctica de la caza, tanto mayor como menor, desde batidas de ciervos hasta la captura de perdiz con reclamo. La caracterización de los maniquíes que representan a los cazadores está genialmente conseguida, pues incluye todo tipo de detalles en la vestimenta, el equipamiento y los rasgos faciales. Además, el juego de luces a lo largo de toda la sala permite tal sensación de realismo que pareciera que estuviésemos ciertamente inmiscuidos en medio de una jornada de caza.
Finalmente, Garoz nos enseña el taller de taxidermia, en el que él mismo imparte a los visitantes un 'curso rápido' de cómo se lleva a cabo la disección de piezas y su posterior conservación, en un discurso aderezado con ejemplos.
A la salida nos espera un libro de firmas en el que rubricar para la eternidad nuestro paso por este templo de la cinegética. En definitiva, se trata de un lugar indispensable para todo aquel que se haga llamar cazador. Un reencuentro con la esencia de la cacería que supone la visión más global y polifacética de esta nuestra pasión.
martes, 20 de mayo de 2008
Un involuntario cómplice de la excelencia cinegética

Conocida por su potencia y su velocidad a la hora de correr, esta raza representa para los cazadores una ayuda sin parangón durante sus batidas de piezas de caza menor, como es el caso de los conejos. Pero, obviamente, hacerse con un perro de estos suele resultar económicamente complicado para muchos practicantes de la cinegética. En este punto entran en juego infractores como los que dan pie a este post.
El porcentaje de galgos robados que son posteriormente recuperados es ínfimo. A pesar de que todos ellos suelen llevar incorporados microchips detectores, los ladrones se sirven a su vez de lectores que los localizan y, en base a ello, pueden quitarlos, aunque para llevarlo a cabo tengan que producir cortes sobre la piel del animal.
En realidad, éste es sólo el paso previo a cualquiera de los destinos del can. Existe un auténtico negocio de contrabando con esta especie, que lleva a su venta al margen de la ley (dentro y fuera de nuestras fronteras) a cazadores deseosos de hacerse con un ejemplar, aunque la intrínseca ilegalidad de la transacción implique no dar al galgo los cuidados que se merece por miedo a quedar delatado. En el peor de los casos, los animales hurtados se utilizarán en peleas de perros, con la crueldad que ello implica.
Nuevamente, y como ya hemos reiterado semanas atrás, los cazadores debemos velar por la naturaleza, y acciones como éstas no favorecen en absoluto el buen hacer de la cinegética. Porque siendo el perro nuestro más fiel aliado y compañero, lo mínimo que podemos hacer por él es garantizarle unos cuidados óptimos y unas condiciones de vida placenteras, algo de lo que los galgos que salieron de ese mercado negro nunca disfrutarán.
Más cerca del “perdigón ecológico”

Polonia: A la caza del corzo

¿Por qué eligió usted este destino?
Me atraía mucho conocer Polonia, ya que me habían hablado muy bien de este país. A mi sobre todo me interesaba la caza y tenía curiosidad por ver si había tantos trofeos como decían y si éstos eran tan buenos.
¿Y qué opinión tiene ahora usted sobre Polonia?
La verdad es que es un país diferente y único. Me sorprendió la gran cantidad de lagos, pantanos y bosques que hay allí, hacen que la caza sea diferente. Aquí en España no estamos acostumbrados a estos parajes, lo que hace que sea más atractivo aún. Comprobé por mi mismo que todo lo que me habían comentado sobre este país era cierto. Realmente los trofeos son muy buenos, y la relación calidad-precio es muy asequible.
¿Sobre la caza que nos puede comentar?
Mi equipo y yo fuimos únicamente a por corzos. Realmente es cansado, pero si te gusta, eso es lo que menos te importa. Cazábamos los corzos por la mañana al amanecer y por la tarde antes de que se pusiese el sol, siempre andando. Más o menos al día estábamos cazando unas 6 horas, pero como en cada salida que hacíamos siempre regresábamos con más de un trofeo, y siempre veíamos corzos muy buenos, nos motivaba para coger fuerzas para el día siguiente.
Usted ha estado en diferentes destinos cazando corzos. ¿Qué ventajas e inconvenientes encuentra en Polonia?
La cacería del corzo es algo que me apasiona. He estado cazándolos en Escocia, Hungría, Polonia... y algún que otro país. Lo bueno que tiene Polonia es que es más divertido que Hungría, donde normalmente se rececha en coche. Los parajes son más o menos parecidos o del mismo estilo; sin embargo, si tengo que poner inconvenientes, lo único que puedo decir es que es bastante más cansado y en cada salida te ponen límite de corzos.
Entonces en conjunto, ¿está satisfecho de haber elegido esta vez Polonia?
Estoy muy contento de haber hecho este viaje, sobre todo por haber conseguido trofeos muy buenos, pero también influye mucho la organización, el clima, los acompañantes... que han hecho en conjunto que haya sido un viaje increíble, que si buenamente puedo el año que viene repetiré.
Ojalá que así sea
Más información acerca del corzo
En estado adulto, el corzo tiene una altura en la cruz de sólo 76 cm como máximo y un peso de entre 15 y 30 kilos. Los machos presentan cuernas pequeñas de tres puntas que mudan cada año a principios del invierno y se han terminado de desarrollar ya cuando comienza la primavera. El pelaje es pardo-rojizo en ambos sexos durante el verano, volviéndose grisáceo en invierno, al tiempo que aparece una mancha blanca sobre la grupa. El vientre es de color más claro que la espalda. Las crías, por el contrario, presentan un manto rojizo salpicado de numerosas motas blancas para aumentar su camuflaje con el entorno. Son característicos los gritos que emiten ambos sexos, similares a un ladrido.
El corzo es una especie cinegética en toda su distribución, siendo su caza una actividad muy frecuente sobre todo en Europa central y España.
martes, 13 de mayo de 2008
Una cacería por la supervivencia

Pese a que los ecologistas tratan de detener esta medida, denunciándola ante la UE, deberían preguntarse si no es la mejor solución a un problema que no es nuevo, aunque si lo son sus alarmantes cifras.
Según esta noticia, aparecida en varios medios de comunicación, más de la mitad de los ejemplares de jabalíes de la reserva natural están infectados por una bacteria que puede contagiar al ser humano, mostrando un cuadro clínico similar en ambos casos. Además, casi un tercio de los ciervos y un pequeño porcentaje de gamos están en la misma situación.
Lo que los activistas no consiguen ver es la incidencia que esta enfermedad puede tener en el desarrollo de la población del lince ibérico, una especie protegida por cuya supervivencia se lleva luchando desde siempre.
Juan José Negro, investigador de la Estación Biológica de Doñana, afirma que en este lugar el jabalí actúa “como un carroñero”, que transmite la tuberculosis a sus presas cuando se dedica al simple mordisqueo de éstas, que a su vez son comidas después por otros animales y que, consiguientemente, quedan también infectados.
Este es el caso del lince, rey entre la fauna carnívora del lugar. Es evidente que no podemos permitir que su ya de por sí pequeña población quede aún más diezmada por no poder alimentarse en unas condiciones de seguridad dignas de su estatus. Además, el número de ejemplares de cochinos, ciervos y gamos es relativamente elevado y la exterminación de los enfermos no supondría amenaza alguna a la perpetuación de sus respectivas especies.
Los ecologistas piensan que con la eliminación de estos animales podría darse una superpoblación de herbívoros que pusiera en jaque a la vegetación del lugar y que facilitara el surgimiento de incendios en verano. Argumento que cae por su propio peso, pues no estamos hablando de un bosque abierto sino de una reserva vigilada y cuidada, donde sólo la negligencia humana puede provocar el surgimiento de las llamas, como ha ocurrido en alguna ocasión, con o sin carnívoros en sus tierras.
Nuevamente, la concienciación ecológica de unos y otros entra en conflicto, aunque la responsabilidad de ver más allá del simple hecho de disparar vuelve a decantar la balanza a favor de los cazadores.
Con todas las de la ley

Dónde guardar las armas
Según el Reglamento de Armas, éstas se deben tener “en lugar seguro”. Así, establece que los rifles se guardarán “en los propios domicilios de los titulares, en cajas fuertes o armeros autorizados”. Por su parte, las escopetas también deben depositarse en el hogar de su propietario, pero no es obligatorio poseer un armero.
El problema para muchos cazadores reside en determinar qué es “un lugar seguro” y qué se entiende por “propio domicilio”. Según Jorge Pérez, miembro de la Intervención de Armas de la Guardia Civil, “se trata de una cuestión de sentido común”. Por ejemplo, dice, “lo más normal es guardar las armas en la habitación de la casa menos frecuentada: trasteros, altillos, etc”. Para él, “lo más importante no es evitar una multa sino evitar una posible desgracia familiar o sucesos de los que podamos arrepentirnos toda la vida”. Por eso, Jorge también aconseja “colocar las armas de forma que no sean visibles y que no estén al alcance directo de los niños”.
Sin embargo, Jorge tiene más dificultades a la hora de interpretar que se entiende por “propio domicilio”. Considera que “el empadronamiento del titular del arma se tendrá en cuenta a la hora de fijar su residencia habitual”, pero cree que la cosa se complica en el caso de segundas viviendas. Aunque él personalmente opina que “también se deberían considerar como domicilio propio a efectos de poder guardar allí las armas de caza”, en realidad se trata de un asunto que queda en el aire.
Cómo trasladarlas
Aquí, el Reglamento de Armas es mucho más claro y no deja lugar a dudas. Fija que “solamente se podrán llevar armas reglamentarias por las vías y lugares públicos urbanos, y desmontadas o dentro de sus cajas o fundas, durante el trayecto desde los lugares en que habitualmente estén guardadas o depositadas hasta los lugares donde se realicen las actividades de utilización debidamente autorizadas”. Únicamente, olvida un aspecto: aunque las armas vayan dentro de sus cajas o fundas, siempre tendrán que estar descargadas, algo que también forma parte de ese “sentido común” del que nos hablaba Jorge.
Qué ocurre en caso de pérdida o robo
El Reglamento de Armas nos dice que estamos obligados a “adoptar las medidas necesarias para evitar su pérdida, robo o sustracción”. En caso, de que nos ocurra alguno de estos supuestos, debemos acudir “inmediatamente” a la Intervención de Armas de la Guardia Civil a declarar. Pero para nuestra desgracia, el hecho no terminaría aquí; en el capítulo de sanciones vemos que nos correspondería una multa de hasta 3.000 euros para escopetas, y de hasta 6.000 euros en el caso de que se trate de un rifle.
Alaska: El país del oso

La caza del oso en Alaska es el sueño de todo cazador que viaja a este estado norteamericano. Este estado ofrece cinco especies del juego grande a la caza: Oso pardo, polar, grizzly, kodiak y oso negro americano.
Osos Kodiak
Se le llama a veces también oso gigante de Alaska debido a su gran tamaño, pues se trata del mayor oso pardo y rivaliza con el oso polar por el título de carnívoro terrestre más grande de la Tierra.
Osos Grizzly
El oso grizzly es una de las subespecies del oso pardo más conocidas y grandes del planeta. Tiene un pelaje pardo grisáceo más oscuro que el de otros osos pardos.
Se alimentan fundamentalmente de materia vegetal, insectos, peces, otros pequeños vertebrados y carroña, pero cuando llega el momento son capaces de cazar grandes animales. Son lo suficientemente inteligentes como para elegir el animal más débil y luego de una extensa carrera lo atrapa derribándolo con sus zarpas. Estos osos atacan sólo al ser humano cuando se sienten amenazados.
En el parque del Río McNeil (Alaska) es donde habita esta subespecie del oso pardo. Cada verano llegan estos osos para cazar salmones y alimentarse apropiadamente para soportar la hibernación. A continuación podemos observar un vídeo donde aparece fielmente reflejada la majestuosidad de este lugar:

martes, 6 de mayo de 2008
Freno a la superpoblación de conejos

“Nunca había visto algo igual”, nos cuenta vía telefónica Fermín Salazar Montes, uno de los muchos agricultores navarros que viven “desesperados” por la plaga de conejos que azota a la comunidad foral. El año pasado la cosecha de este hortelano fue nula y según dice, “este año va por el mismo camino”. Pero su caso no es único; sólo en Corella, donde vive, los daños totales ocasionados por los conejos ascienden a 466.400 euros. Estos roedores atacan cultivos de olivo, frutales, hortalizas y viñas, pero sobre todo, se ceban con el cereal.
Miguel Ángel, que fue el que más piezas cobró del grupo, está dispuesto a repetir: “sólo se pagan 30 euros por persona, que van destinados a pagar los daños que han hecho los conejos en los cultivos”. Además del bajo precio destaca las facilidades administrativas: “te dan un permiso especial de caza para un día; no tienes que pagar la Licencia de Caza de Navarra para todo el año, como ocurre si quieres ir a una batida de jabalí”.
Winchester Classic Super Safari Express: “El matagigantes"
Desde sus inicios, este rifle siempre ha estado vinculado a la caza en safaris. De hecho, su propio diseño fue concebido para ese fin: ser utilizado en la sabana africana y para abatir las especies peligrosas de América del norte.

Sin embargo, seguramente, el aspecto más destacado del Winchester M70 Safari es el extractor de su cerrojo, tipo Mauser Pre-’64. Este extractor sujeta perfectamente la vaina, impidiendo cargar dos cartuchos a la vez (la vaina utilizada y el cartucho posterior).
Otros dos elementos que hablan por sí solos de la calidad que atesora el clásico Super Express son su doble anclaje y la disposición de la correa de transporte. E doble anclaje ofrece una mayor robustez al arma. En el caso de la correa, mantiene el diseño de los rifles de gran retroceso de hace.
Con el paso de los años, la popularidad del Winchester M70 Super Express ha ido en aumento, de tal forma que se ha convertido en un arma de leyenda.
Hoy en día, cobra una gran importancia el hecho de que este rifle haya salido de la mítica fábrica de New Haven. Tras el cierre de la planta en marzo de 2006, Winchester ha dejado de fabricar el modelo M70 en territorio estadounidense, pasando a producirse en las plantas que FN Herstal posee en Europa. Por este motivo, el clásico Super Express puede convertirse en los próximos años en una pieza de gran valor entre los coleccionistas que busquen un buen rifle Winchester de safari, hecho en Estados Unidos, y que ofrezca un excelente rendimiento en la caza de especies peligrosas.
¿Qué más se puede pedir? Un arma que se convierte en un seguro de vida para los cazadores que quieran asegurar las piezas más valiosas. Un sueño no sólo para cualquier profesional, sino para aficionados que dispongan, eso sí, de una gran cuenta corriente, que les permita adquirir esta verdadera joya de la armería.
Rutas de caza: Objetivo elefante

Esta semana, retornamos al continente africano para recomendarles uno de los cotos más conocidos del planeta: El Parque Nacional Kruger, donde aquellos intrépidos cazadores que quieran aprovechar la apertura de la veda antes reseñada puedan hacerlo con todas las garantías.
Y es que el anuncio del ministro de Medio Ambiente, Marthinus van Schalkwyk, no ha dejado indiferente a la opinión pública. Pese a declarar que sólo se permitirá el sacrificio en algunas partes del país, pero “no hay intención de que se convierta en un matanza a gran escala", los más críticos con su gestión temen que este hecho se convierta en una llamada ‘de facto’ a los furtivos.
En Sudáfrica hay muchos más elefantes de los que su ecosistema puede permitir. Se calcula que hay cerca de 20.000, de los cuales 14.000 están en el Parque Nacional Kruger. Como están apelotonados, los elefantes están terminando con las reservas de vegetación del lugar, y ponen en peligro a otras especies con las que comparten dicho territorio. Por tanto, parece evidente que este desequilibrio amenaza el ecosistema de un coto con casi dos siglos de historia.
El Parque Nacional Kruger abarca una extensión de 18.989 kilómetros cuadrados, en los que encontramos 21 campamentos y 18 refugios privados. En este terreno habitan 517 especies de aves, 147 de mamíferos y 120 de reptiles, peces y anfibios. Todas ellas arropadas por 1.982 tipos de plantas.
En definitiva, una experiencia inolvidable que los amantes de la cinegética no deben dejar pasar.

martes, 29 de abril de 2008
Un milenario trabajo en equipo

Es cierto que la climatología no ha acompañado en absoluto estos primeros meses del año -época en la que se efectúa esta modalidad cinegética-, pero seguramente existen otros inconvenientes que nos han llevado a la situación actual. Por ejemplo, la Delegación Provincial de Caza de Albacete ha propuesto medidas encaminadas a optimizar los periodos de veda de esta ave.
Sin duda, parece de lo más coherente pensar en un cambio de fechas cuando la libido de la especie es el eje central y fundamental de una práctica tan antigua que ya los romanos la ejercían, como reflejan numerosos mosaicos de la época.
En realidad, el modus operandi en esta modalidad apenas ha variado a lo largo de su milenaria trayectoria. Si la ayuda de un perro para localizar una presa nos parece fundamental en muchas variantes de la cinegética, la caza de perdiz con reclamo representa el súmmum de la compenetración con nuestra ‘pareja’, pues sin ella directamente no existiría este tipo práctica tan particular.
Para quien no esté muy familiarizado con lo que estamos hablando, le recordamos que este tipo de caza se basa en la atracción sexual entre las perdices y, por ello, el cazador debe conocer perfectamente la idiosincrasia del proceso de cortejo de esta especie.
El acercamiento de la hembra al macho se produce a través de numerosos cantos y ruidos que emite este último, que además le sirven para proteger su territorio. Pues bien, el cuquillero o pajaritero (como son conocidos los practicantes de esta variante) debe saber interpretar cada uno de esos sonidos y prever la reacción de las pretendientes, lo que supone un enorme esfuerzo de interacción con la naturaleza. Una vez superado este paso, situaremos a nuestro ejemplar macho encerrado en una jaula, en época de celo y esperando a su damisela, nuestra presa.
Obviamente, el cazador debe colocar la celda en lugares habilitados para ello, y de igual manera situarse estratégicamente para abatir a su objetivo, pero en eso es similar a cualquier otra modalidad.
Cabe pensar que los únicos cambios significativos desde la época romana hasta nuestros días hayan sido las armas empleadas para la ejecución, pasando de las piedras de muy antaño a los sofisticados rifles actuales. La crisis de la recién finiquitada temporada pone en entredicho si deben producirse nuevos virajes en la forma de plantear esta práctica. En realidad, sólo el paso del tiempo -y de la historia- nos dirá si estamos ante un trance pasajero, o bien si el ritmo de vida de nuestra época (que seguramente no nos permita dedicarle a nuestras perdices el tiempo necesario) nos obliga a efectuar cambios y a disminuir expectativas.
Las armas y el calor

Esta semana les aconsejamos como deben conservar su herramienta de trabajo durante los próximos meses, para evitar tanto su deterioro como un posible accidente a causa de ello.
No obstante, este sencillo procedimiento no excluye de su cumplimiento a los cazadores del norte (donde la climatología es mucho más benévola) ni a los que sólo practican batidas (en otoño e invierno), pues cualquier ambiente demasiado cálido alrededor del arma, aunque estemos en diciembre, también puede resultar fatal.
El mito de que el calor es beneficioso para la pólvora parte de que antiguamente se empleaba la denominada “pólvora negra”, cuyos componentes atraían la humedad. Lógicamente, el hecho de ponerla al sol la secaba y optimizaba su rendimiento.
Pero la pólvora que se utiliza hoy en día (“pólvora sin humo”), está basada en otros ingredientes y en el principio de combustión de la materia. Mientras la pólvora antigua era un explosivo, la actual genera unos gases que hacen subir la presión. En función de los niveles que alcance ésta, la bala saldrá disparada a mayor o menor velocidad.
Por ello, es importante conservar en su temperatura justa nuestra arma y nuestra pólvora. Si están sometidas a demasiado calor se producirá un aumento de la presión y también de la velocidad, con lo que variará el punto de impacto. En el peor de los casos, y más si hablamos de armas de fogueo (perdigones), las balas pueden deformarse y nuestra herramienta reventar.
¿Qué podemos hacer para evitarlo? En primer lugar, conservar el arma en un lugar fresco y seco, a imagen y semejanza de muchos alimentos. Algunos cazadores optan por guardarla en una pequeña nevera que mantiene una temperatura entre 20 y 25 grados. Pero obviamente, lo principal es no dejarlas almacenadas en sitios con facilidad para ganar temperatura, como un maletero o una guantera.
Caza con arco: “Ha sido una experiencia inolvidable”

Ya anocheciendo, llegamos a nuestro destino final: el Stuart Tree Camp, un campamento de caza situado en la llanura de Swim Kreeck. En esas tierras viven unos 3.000 indígenas y ningún hombre blanco puede entrar sin permiso. Gracias a Dios, nuestra agencia de viajes había contado con este factor.
A la mañana siguiente, nos reunimos con Matthew, el guía del campamento, si es que se le puede considerar como tal. Digo esto, porque en el Territorio Norte no existe la figura de guía a la que nosotros estamos acostumbrados. Su filosofía de caza es el do it yourself (hazlo tú mismo), que consiste en dejarte sólo y permitir que planifiques los días de caza a tu gusto. Aunque al principio nos costó un poco, después resultó ser una práctica mucho más divertida que los típicos recechos acompañados de una persona que te indica todo lo que tienes que hacer.
En esa breve reunión, Matthew se aseguró de que nuestro GPS funcionaba correctamente y nos entregó varios planos topográficos. A partir de ese momento, comenzaba nuestra aventura: cinco días cazando jabalíes con arco.martes, 22 de abril de 2008
¡Es una salvajada!

El Permiso de Armas

Caza con arco: Rumbo a Australia
La caza con arco es la gran pasión de David Palacios Ramírez. Después de diez meses de baja por una lesión en la rodilla, sus flechas ya apuntan a un nuevo destino: Australia. Compartimos con él los preparativos de este viaje y nos aseguramos de que la próxima semana nos contará su nueva experiencia. Así, será nuestro enviado especial al hemisferio sur.
martes, 15 de abril de 2008
El examen del cazador: ¿un mero trámite?

Pero esta idea no es ninguna novedad: desde que se traspasaron las competencias legislativas en materia de caza, casi todas las comunidades autónomas han implantado el examen del cazador. A día de hoy, sólo Cantabria y Baleares no exigen ninguna evaluación.
En cuanto a la dificultad del examen, un test con 31 preguntas de las que hay que acertar 24 para aprobar, nos encontramos con opiniones contradictorias. La mayoría de cazadores que se ha enfrentado a la prueba coinciden es su dificultad: “Yo estuve un mes preparándome el examen”, comenta José Antonio Palacios Ramírez. Él se presentó en La Rioja hace cuatro años: “Fuimos los primeros en tener que hacerlo y los que más difícil lo tuvimos”, comenta. Era el primer año en que su comunidad autónoma exigía el examen: “Todavía no les había dado tiempo a preparar un libro y no había nada por donde poder estudiar. Tuvimos que imprimirnos la ley entera del Boletín Oficial y utilizarlo como apuntes”, explica.
En esa primera convocatoria, a la que se presentó nuestro entrevistado, suspendieron más de la mitad de las personas que se examinaron. A raíz de entonces, la Federación Riojana de Caza decidió editar un manual e impartir sesiones de preparación. Su presidente, Eusebio Hernando, nos explica que han tomado como modelo las clases del carnet de conducir: “Los chavales que quieren tener la Licencia de Caza por primera vez acuden a la Federación, donde les explicamos los aspectos más importantes y les resolvemos cualquier duda. En las clases, vamos haciendo algún test, para que vean más o menos como pueden ser las preguntas del examen”. Mario Gutiérrez Herreros, que consiguió la licencia el año pasado, reconoce que es un sistema “más didáctico” que el que se encontró José Antonio, pero por ello, no resta dificultad a la prueba: “Hay que memorizar muchas cosas. Si resulta complicado para gente que estamos estudiando imaginaros para algunos que no tienen ningún habito de estudio”.
Estas declaraciones chocan con la opinión de Ecologistas en Acción. El grupo considera que “las Comunidades Autónomas han querido hacer tan fácil y asequible el Examen del Cazador, que este se ha convertido en un mero trámite fraudulento”. En su opinión, “las pruebas de acreditación de aptitud y conocimientos son un mero trámite en aquellas Comunidades Autónomas donde se han regulado, ya que carecen de pruebas prácticas, o solo se obliga a realizarlo a los cazadores noveles”.
Ante esta confrontación de pareceres, hemos querido hacer un análisis y una evaluación propia. Y para ello, qué mejor forma que tener en nuestras manos el Manual preparatorio del examen del cazador en Navarra. Se trata de un libro de 300 páginas, dividido en siete capítulos. El primero de ellos puede resultar el más farragoso; trata la legislación cinegética y la normativa ambiental e incluye tratados internacionales, directivas europeas, normas del Estado español y las propias leyes forales. También cuenta con un apartado sobre la caza en espacios protegidos.
Después, a lo largo del manual se habla de otros muchos temas como la definición de caza, su regulación y práctica, las modalidades, limitaciones y prohibiciones, responsabilidades por daños, el transporte de las armas, su comercialización, infracciones y sanciones.
Otro capítulo se refiere a la ordenación y gestión cinegética; explica planes de organización, métodos para censar las especies y vigilancia de zonas especiales.
Por otro lado, también se enumeran las especies que se pueden cazar. De cada una de ellas se ofrece una descripción morfológica, hábitos de alimentación y costumbres biológicas, hábitat, distribución geográfica, etc. En otro apartado, el manual se centra en las armas y los perros de caza y por último, dedica un capítulo especial a la ética del cazador y la seguridad. Además, el libro ofrece un glosario de términos y un cuaderno con preguntas de tipo test.
Las personas que adquieran estos conocimientos y superen el examen recibirán la Licencia de Caza, que únicamente permite poder acceder al monte cuando se está practicando la caza. Podrán participar como perreros o ir acompañando a otra persona, pero no podrán utilizar las armas de fuego. Para ello, es necesario superar otro examen; en este caso, se trata de una prueba teórico-práctica que fija la Guardia Civil para extender el permiso de armas.
Ahora les toca a ustedes; con la información sobre la mesa han de valorar si el examen del cazador es suficiente o no para que una persona pueda practicar la actividad cinegética sin portar armas. Esperamos sus opiniones.
La limpieza como medida preventiva

La limpieza de nuestro rifle al finalizar una sesión de cacería es fundamental para garantizar la larga vida del instrumento más indispensable para un cazador. Por ello, esta semana analizamos como llevar a cabo este proceso de conservación y escogemos los productos adecuados para hacerlo.
Cada vez que disparamos quedan en el cañón de nuestra escopeta residuos de pólvora, que debemos limpiar siempre antes de que aparquemos el arma hasta nueva ocasión. De no hacerlo, la acumulación de suciedad provocará la paulatina pérdida de precisión del aparato y éste poco a poco comenzará a funcionar peor, hasta su inutilización en el peor de los casos.
Evitar este desastre está en nuestras manos. Basta con pasar un cepillo de bronce con disolvente, unas 20 veces por ánima (el hueco del cañón) y limpiar posteriormente el cepillo con Metanol.
Respecto al revestimiento de madera del arma, es importante lavarlo con un trapo húmedo al acabar la jornada, ya que el polvo y la tierra del terreno le llegan de lleno y una pequeña mota o grano de arena puede llegar a causar estragos. Apoyaremos la acción del paño con bastoncillos de oídos o palillos para lugares de complicado acceso. Si la superficie ha sufrido rasguños, normalmente con rociarla con una capa de cera incolora es suficiente, aunque si hablamos de daños mayores recurriremos a ceras especiales para madera.
Finalmente, debemos asegurarnos de que la funda en la que guardamos el rifle está completamente seca, pues algún resto de sudor o agua de lluvia podría llevar a la oxidación de nuestra arma.
Este simple y mecánico proceso es fundamental en la conservación de nuestra arma, pues no sólo nos servirá para que nos dure mucho tiempo, sino también para evitarnos sustos y contratiempos fácilmente eludibles.
Rutas de caza: Chile

Chile destaca sobre todo por su gran oferta de cotos en la caza de tórtolas. En este momento hay gran abundancia de tórtolas en esta zona y muchos cazadores viajan a este país porque la especie allí no tiene período de veda. Las jornadas de caza más propicias son entre los meses de abril y agosto. El único inconveniente es la dificultad para encontrar cotos grandes.
El arco a usar debe ser rápido, se recomienda que sea liviano por el esfuerzo que significan los grandes recorridos por terrenos montañosos en esta práctica. La flecha debe tener un peso adecuado y una punta suficientemente cortante.Es la modalidad que obliga al mayor esfuerzo físico debido a la dureza del terreno donde se practica y a que las especies que se buscan ofrecen mucha resistencia y velocidad. El tiro se realiza desde una gran distancia para evitar que el animal vea al cazador. Las piezas que se buscan con esta técnica son caprinos principalmente.
Caza al aguardo
Esta especialidad está dirigida principalmente a la caza del jabalí. Se suele realizar la guardia durante la noche para investigar las pautas de conducta de estos animales.
El arco más adecuado será el de mayor potencia. Esta técnica se caracteriza por la necesidad de conocer profundamente la especie que queremos lograr para así determinar el mejor sitio donde instalar un puesto guardia. Se caza principalmente cérvidos y jabalí.
Este estilo se dirige a animales de monte. El arco puede ser cualquiera que sea cómodo para tirar muy cerca del suelo. La flecha va a depender del tipo de pieza que intentemos al igual que la punta a usar, asegurando.Consiste en conocer en profundidad el terreno donde habitan los animales que se van a cazar, instalando un puesto de guardia y situándose a una distancia menor de 30 metros, por la limitación que supone el tiro con arco. Se recomienda tirar desde una zona más elevada. Se caza con esta técnica, muflones, cabras salvajes, cérvidos y jabalí.
martes, 8 de abril de 2008
El nunca lo haría

Centenares de ejemplares son abandonados cada año cuando sus desalmados propietarios consideran que ya no les son de utilidad. Ahorcados, desalimentados o participando en peleas ilegales suelen acabar estos perros. Además, al no tener implantados en sus cuerpos el obligatorio chip de identificación resulta casi imposible depurar responsabilidades.
Obviamente, la crueldad y la irresponsabilidad son los dos móviles principales que llevan a estos criminales a cometer tales atrocidades, aunque no son los únicos. El desconocimiento del tipo de perro necesario para cada misión y el hecho de elegir cachorros por su aspecto estético y no por su futura utilidad provocan la posterior desesperación de esos inexpertos cazadores que, carentes de todo sentido común, ven en el abandono y en el maltrato la solución a sus problemas.Por tanto, no sólo abogamos por el endurecimiento de las penas en estos casos, sino también por la educación y la concienciación general de que nuestros animales merecen un retiro digno y con todos los honores tras darnos lo mejor de ellos. Porque el nunca lo haría.