martes, 27 de mayo de 2008

Rutas: Museo de la Caza Juan Garoz

Estas últimas semanas hemos venido recomendándoles rutas a lo largo de todo el mundo donde practicar de una forma diferente el ejercicio de la caza, parajes que suponen todo un deleite para los amantes de la naturaleza y en los que podemos conseguir codiciadas y exóticas piezas.

En esta ocasión regresamos a España para recomendarles una parada en el toledano pueblo de Los Yébenes, donde se aloja el mejor centro expositivo cinegético de Europa: el Museo de la Caza Juan Garoz. Aquí se refleja toda la grandeza de nuestra práctica preferida y ningún aficionado a ella debe dejar de acudir. Los redactores de Caza al Día visitamos este lugar, y a continuación compartiremos con todos ustedes una experiencia tan inolvidable como cualquiera de los muchos viajes al extranjero de los que hemos hablado estos meses.

La localidad castellano-manchega de Los Yébenes respira ambiente de caza por todas sus calles. El Parque de la Naturaleza y la variedad de restaurantes ambientados y decorados con motivos cinegéticos hacen honor a una tradición históricamente ligada a este pueblo. Desde luego, la ubicación del museo no podía ser más idónea.

A su entrada nos recibe el propio Juan Garoz, reconocido taxidermista e impulsor de esta muestra. De entrada gratuita, todo lo que podemos ver en ella es un constante homenaje a quienes aman este deporte. El lugar en sí de divide en varias salas, que el anfitrión nos enseña y explica detalladamente.

En la primera encontramos numerosos dioramas que recrean situaciones que se dan durante la práctica de la caza, tanto mayor como menor, desde batidas de ciervos hasta la captura de perdiz con reclamo. La caracterización de los maniquíes que representan a los cazadores está genialmente conseguida, pues incluye todo tipo de detalles en la vestimenta, el equipamiento y los rasgos faciales. Además, el juego de luces a lo largo de toda la sala permite tal sensación de realismo que pareciera que estuviésemos ciertamente inmiscuidos en medio de una jornada de caza.

Después encontramos una pequeña taberna, donde podemos degustar varios tipos de carne típicamente provenientes de animales batidos, y una sala de proyecciones, en la que hasta 150 personas pueden disfrutar de documentales temáticos de caza en pantalla gigante.

Finalmente, Garoz nos enseña el taller de taxidermia, en el que él mismo imparte a los visitantes un 'curso rápido' de cómo se lleva a cabo la disección de piezas y su posterior conservación, en un discurso aderezado con ejemplos.

A la salida nos espera un libro de firmas en el que rubricar para la eternidad nuestro paso por este templo de la cinegética. En definitiva, se trata de un lugar indispensable para todo aquel que se haga llamar cazador. Un reencuentro con la esencia de la cacería que supone la visión más global y polifacética de esta nuestra pasión.

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