martes, 29 de abril de 2008

Un milenario trabajo en equipo

La temporada de caza de perdiz con reclamo ha finalizado este año con unos resultados decepcionantes para los cazadores, cuyas expectativas no han sido alcanzadas ni de lejos. Ahora, junto a las autoridades competentes, el trabajo se centra en averiguar las causas de este fracaso y sus posibles soluciones de cara al siguiente ejercicio.

Es cierto que la climatología no ha acompañado en absoluto estos primeros meses del año -época en la que se efectúa esta modalidad cinegética-, pero seguramente existen otros inconvenientes que nos han llevado a la situación actual. Por ejemplo, la Delegación Provincial de Caza de Albacete ha propuesto medidas encaminadas a optimizar los periodos de veda de esta ave.

Sin duda, parece de lo más coherente pensar en un cambio de fechas cuando la libido de la especie es el eje central y fundamental de una práctica tan antigua que ya los romanos la ejercían, como reflejan numerosos mosaicos de la época.

En realidad, el modus operandi en esta modalidad apenas ha variado a lo largo de su milenaria trayectoria. Si la ayuda de un perro para localizar una presa nos parece fundamental en muchas variantes de la cinegética, la caza de perdiz con reclamo representa el súmmum de la compenetración con nuestra ‘pareja’, pues sin ella directamente no existiría este tipo práctica tan particular.

Para quien no esté muy familiarizado con lo que estamos hablando, le recordamos que este tipo de caza se basa en la atracción sexual entre las perdices y, por ello, el cazador debe conocer perfectamente la idiosincrasia del proceso de cortejo de esta especie.

El acercamiento de la hembra al macho se produce a través de numerosos cantos y ruidos que emite este último, que además le sirven para proteger su territorio. Pues bien, el cuquillero o pajaritero (como son conocidos los practicantes de esta variante) debe saber interpretar cada uno de esos sonidos y prever la reacción de las pretendientes, lo que supone un enorme esfuerzo de interacción con la naturaleza. Una vez superado este paso, situaremos a nuestro ejemplar macho encerrado en una jaula, en época de celo y esperando a su damisela, nuestra presa.

Obviamente, el cazador debe colocar la celda en lugares habilitados para ello, y de igual manera situarse estratégicamente para abatir a su objetivo, pero en eso es similar a cualquier otra modalidad.

Cabe pensar que los únicos cambios significativos desde la época romana hasta nuestros días hayan sido las armas empleadas para la ejecución, pasando de las piedras de muy antaño a los sofisticados rifles actuales. La crisis de la recién finiquitada temporada pone en entredicho si deben producirse nuevos virajes en la forma de plantear esta práctica. En realidad, sólo el paso del tiempo -y de la historia- nos dirá si estamos ante un trance pasajero, o bien si el ritmo de vida de nuestra época (que seguramente no nos permita dedicarle a nuestras perdices el tiempo necesario) nos obliga a efectuar cambios y a disminuir expectativas.

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Las armas y el calor

Inmersos en la profunda primavera, poco a poco se van acercando los días de sol, calor y, con ellos, las temperaturas elevadas, algo que puede influir notablemente sobre el estado de nuestra arma.

Esta semana les aconsejamos como deben conservar su herramienta de trabajo durante los próximos meses, para evitar tanto su deterioro como un posible accidente a causa de ello.

No obstante, este sencillo procedimiento no excluye de su cumplimiento a los cazadores del norte (donde la climatología es mucho más benévola) ni a los que sólo practican batidas (en otoño e invierno), pues cualquier ambiente demasiado cálido alrededor del arma, aunque estemos en diciembre, también puede resultar fatal.

El mito de que el calor es beneficioso para la pólvora parte de que antiguamente se empleaba la denominada “pólvora negra”, cuyos componentes atraían la humedad. Lógicamente, el hecho de ponerla al sol la secaba y optimizaba su rendimiento.

Pero la pólvora que se utiliza hoy en día (“pólvora sin humo”), está basada en otros ingredientes y en el principio de combustión de la materia. Mientras la pólvora antigua era un explosivo, la actual genera unos gases que hacen subir la presión. En función de los niveles que alcance ésta, la bala saldrá disparada a mayor o menor velocidad.

Por ello, es importante conservar en su temperatura justa nuestra arma y nuestra pólvora. Si están sometidas a demasiado calor se producirá un aumento de la presión y también de la velocidad, con lo que variará el punto de impacto. En el peor de los casos, y más si hablamos de armas de fogueo (perdigones), las balas pueden deformarse y nuestra herramienta reventar.

¿Qué podemos hacer para evitarlo? En primer lugar, conservar el arma en un lugar fresco y seco, a imagen y semejanza de muchos alimentos. Algunos cazadores optan por guardarla en una pequeña nevera que mantiene una temperatura entre 20 y 25 grados. Pero obviamente, lo principal es no dejarlas almacenadas en sitios con facilidad para ganar temperatura, como un maletero o una guantera.

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Caza con arco: “Ha sido una experiencia inolvidable”

Lo prometido es deuda. La semana pasada, acompañábamos a David Palacios Ramírez durante los preparativos de su safari en Australia. También, les asegurábamos que a la vuelta nos contaría todos los pormenores de su viaje. Aquí los tienen.

Por David Palacios Ramírez

El domingo 20 de abril, después de superar los típicos trámites de todo aeropuerto, mi primo Miguel y yo nos poníamos rumbo a Australia. Estábamos nerviosos como niños y no pudimos descansar en todo el viaje. Así, destrozados por las horas de vuelo, aterrizamos en Darwin, la capital administrativa del Territorio Norte. Pero aún nos quedaba lo peor: tres horas interminables de viaje en coche por caminos sin asfaltar. Afortunadamente, los grandes paisajes nos sirvieron de distracción. El Territorio Norte tiene una extensión de más de un millón de kilómetros cuadrados. A lo largo de ellos, abundan las junglas tropicales que, bañadas por el Océano Índico, son preciosas.

Ya anocheciendo, llegamos a nuestro destino final: el Stuart Tree Camp, un campamento de caza situado en la llanura de Swim Kreeck. En esas tierras viven unos 3.000 indígenas y ningún hombre blanco puede entrar sin permiso. Gracias a Dios, nuestra agencia de viajes había contado con este factor.

A la mañana siguiente, nos reunimos con Matthew, el guía del campamento, si es que se le puede considerar como tal. Digo esto, porque en el Territorio Norte no existe la figura de guía a la que nosotros estamos acostumbrados. Su filosofía de caza es el do it yourself (hazlo tú mismo), que consiste en dejarte sólo y permitir que planifiques los días de caza a tu gusto. Aunque al principio nos costó un poco, después resultó ser una práctica mucho más divertida que los típicos recechos acompañados de una persona que te indica todo lo que tienes que hacer.

En esa breve reunión, Matthew se aseguró de que nuestro GPS funcionaba correctamente y nos entregó varios planos topográficos. A partir de ese momento, comenzaba nuestra aventura: cinco días cazando jabalíes con arco.

Las dos primeras jornadas resultaron ser un desastre. Aunque la concentración de cochinos en esa zona es muy elevada (en todo el país se cuentan por millones), no lográbamos toparnos con ninguno. El Territorio Norte es una superficie gigantesca donde los animales pueden dispersarse con facilidad.

Al tercer día, decidimos seguir los consejos de Matthew y centrarnos exclusivamente en caminar por los revolcaderos generados en el suelo por los búfalos. Según el guía, a los jabalíes les encanta bañarse en estos charcos. Llevábamos unas cuatro horas andando cuando avistamos una manada de seis jabalíes. Sin embargo, la distancia a la que se encontraban –unos setenta metros- era demasiado grande para un disparo de arco. Por eso, decidimos aproximarnos; el viento viene a nuestro favor y los cochinos parecen no inmutarse. Así, llegamos a situarnos a 40 metros de ellos aproximadamente y decidimos que ya tenemos un buen tiro. Seleccionamos los dos ejemplares más grandes; Miguel apunta a uno y yo al otro. Soltamos las cuerdas de los arcos a la par y los dos jabalíes caen al suelo. Sus gruñidos alertan al resto de la manada que emprende una frenética carrera entre los árboles de la jungla. Nosotros seguimos disparándoles hasta agotar todas las flechas. Tras ello, nos acercamos y vemos que hemos logrado herir a otro cochino, que a duras penas trata de esconderse entre la maleza. Después de rematarlo, cargamos las tres piezas en nuestros kuads y volvemos al campamento.

En los días posteriores, frecuentamos nuevos revolcaderos y conseguimos abatir otros dos jabalíes, uno de ellos con muy buenos colmillos. Tuvimos a tiro más ejemplares, pero sólo pudimos seguirlos con nuestro arco sin disparar, ya que el cupo de cinco cochinos estaba cubierto. Con el recuerdo de estos inolvidables días de caza emprendemos el regreso a casa. Lo hacemos con la esperanza de que algún día podamos regresar al maravilloso mundo de la jungla.

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martes, 22 de abril de 2008

¡Es una salvajada!

Desde hace una semana en Canadá se ha abierto la época de caza de focas arpa. Se calcula que unos 275.000 ejemplares de esta especie serán asesinadas y despellejadas vivas en las aguas canadienses ante la oposición de multitud de organizaciones a favor de los derechos animales que consideran la matanza como "inhumana". Muchas de estas asociaciones luchan desde hace tiempo por evitar este hobby que tienen algunos cazadores para pasar su tiempo libre.

Este año, el Gobierno canadiense ha puesto en vigor una nueva normativa para asegurarse de que los animales no sean despellejados vivos, como acusan algunas organizaciones como el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW) o la Sociedad Protectora de Animales de Estados Unidos. Aún así, las críticas no dejan de arreciar y, por ejemplo, la Unión Europea estudia prohibir la importación de productos derivados de la caza comercial de focas, lo que podría causar graves problemas al sector.

Un estudio publicado por científicos europeos concluyó que hay formas de evitar el sufrimiento, pero en la práctica no siempre se aplican y esos animales mueren de forma lenta y agónica. Se recomienda a los cazadores que corten la yugular de los animales si no están seguros de que las focas están muertas antes de despellejarlas. Con este procedimiento, criticado también, se evitaría la agonía de estos animales.

Es tremendamente duro saber como algunos cazadores matan a bebés de foca a partir de los trece días de edad, se les despelleja (sin que algunos de ellos mueran), se recoge la piel y se desprenden de la carne sin ningún tipo de remordimiento.

Acciones con una repercusión tan global como ésta desprestigian, con razón, la práctica de la caza, cuando en realidad estamos ante asesinos que vulneran sistemáticamente las leyes y el código ético del cazador. Todo practicante de la cinegética debe tener muy claro dónde se encuentran los límites, pues no es el ensañamiento y la crueldad el fin de este deporte. La muerte del animal debe darse siempre en unas condiciones de dignidad, y por supuesto nunca deben exterminarse crías que pongan en peligro la supervivencia de la especie.

Ni siquiera argumentos como los del ejecutivo canadiense sirven para justificar la masacre anual de miles de bebés foca. Supuestamente, estos animales devoran los bancos de bacalao y lo ponen en peligro, pero las organizaciones aseguran que esta justificación es totalmente falsa porque el bacalao constituye únicamente el 3 %de la alimentación de las focas. Increíble, pero cierto.

Como dato curioso para terminar, decir que en la actualidad hay 5000 cazadores en el país norteamericano que viven de la pesca y que se aprovechan de su temporada baja para matar focas y llevarse 1.500 € de sobresueldo, lo que supone el 2 % de sus ingresos anuales, según datos oficiales. ¿Qué es esto? ¿Hasta donde vamos a llegar? ¿Merece la pena poner en evidencia a todo un colectivo por una barbarie que somos los primeros en reconocer y denunciar?

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El Permiso de Armas

A raíz de una conversación mantenida con una lectora, a través de nuestro último post en la sección de armas, esta semana os hablamos de un tema sobradamente conocido para los ya cazadores, pero que seguro interesará enormemente a aquellos aspirantes a serlo y también a gente curiosa (o crítica) que desee saber más acerca de esta nuestra práctica preferida: la obtención del Permiso de Armas, cuya tramitación depende directamente de la Guardia Civil.

Los aspirantes a conseguirla deben superar, en primer lugar, un reconocimiento médico físico y psíquico, similar al realizado antes de examinarse del carné de conducir. Junto a este test psicotécnico, es necesario presentar el historial de antecedentes penales.

Si todo está en orden, el candidato tendrá vía libre para presentarse al examen para conseguir el Permiso de Armas. La prueba es teórico-práctica. Para la parte teórica hay que estudiar un libro con cuestionarios. A diferencia del manual para el examen del cazador, este manual se centra en las armas; habla sobre sus calibres, su estructura, el modo de limpiarlas, etcétera. También recoge las infracciones y las sanciones, ordenándolas en función de su gravedad.

Superada la parte teórica llega la práctica, que consiste en acudir a un campo de tiro y efectuar varios disparos. A los participantes se les exige que monten el arma y que disparen a una diana.

Ya que esta lectora nos preguntaba también nuestra opinión al respecto, creemos que el examen del cazador (para obtener la Licencia de Armas) y la primera parte de la prueba para el Permiso enseñan suficientemente bien al alumno el marco teórico. En cambio, pensamos que es necesaria una mayor preparación práctica sobre el manejo de las armas. Se deberían dar varias clases donde se efectuasen disparos en diferentes situaciones, por ejemplo.

Pero sobre todo, somos críticos con el reconocimiento físico y psíquico que se debe hacer antes de presentarte al examen para el Permiso de Armas (y cada vez que se quiera renovar después). Al igual que ocurre en el carné de conducir, no se hace un estudio psicológico profundo; es un mero trámite para cobrarte 30 o 40 euros. Nosotros haríamos un reconocimiento psíquico mucho más exigente para evitar que personas con problemas mentales puedan portar armas. Y también controlaríamos mucho más el estado en el que algunos cazadores van a practicar la actividad cinegética. Haríamos controles de alcohol como los de tráfico, porque pensamos que el sol y sombra no es el mejor desayuno para aquellos que van a tener durante horas un arma en sus manos.

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Caza con arco: Rumbo a Australia

La caza con arco es la gran pasión de David Palacios Ramírez. Después de diez meses de baja por una lesión en la rodilla, sus flechas ya apuntan a un nuevo destino: Australia. Compartimos con él los preparativos de este viaje y nos aseguramos de que la próxima semana nos contará su nueva experiencia. Así, será nuestro enviado especial al hemisferio sur.


Viernes 18 de mayo; nos citamos con David en el Paseo de la Castellana. Allí se ubica la oficina central de Sedna Safaris, la compañía de viajes cinegéticos que organiza su salida a Australia. Todavía en la calle, nuestro protagonista nos cuenta los motivos por los que siempre deposita su confianza en esta empresa: “se creó en 2004 por lo que todavía es una compañía bastante joven, pero los dueños son veteranos preparando cacerías por todo el mundo y nunca he tenido ningún problema en los viajes que he hecho con ellos”.

En el interior de la oficina, nos recibe Juan Gustavo Ramón, uno de los dos socios fundadores de Sedna Safaris. Junto a José Luis del Coso ha conseguido que su empresa se sitúe entre las más conocidas dentro del sector de la caza internacional. Su filosofía es “conocer bien todo lo que vendes”. Dice que su máxima es “no mandar a ningún cliente a un lugar en el que antes no hayamos cazado nosotros mismos”.

Después de esta pequeña presentación empresarial, hablamos del viaje de David. Tan sólo faltan dos días para que vuele hacia Australia y, evidentemente, todo está preparado. Sobre la mesa observamos los billetes de avión, que llevarán a nuestro protagonista y a su primo hasta Darwin, la capital del Territorio Norte. Desde allí, deberá viajar hasta el Stuart Tree Camp, un campamento de caza situado a pocos kilómetros del Parque Nacional de Kakadu.

Juan explica a nuestro protagonista que durante su semana de safari podrá matar hasta un cupo de cinco jabalís. Después, ofrece algunos consejos al cazador: “deberías llevar un buen GPS porque allí no tendrás guía. En Australia es normal dejar al cazador sólo. El primer día te darán la información necesaria –planos, fotografías, etc.- pero después te dirán que te busques la vida”. En realidad se trata de un sistema de caza poco conocido: el do it yourself o traducido, hazlo tú mismo.

Por último, David presenta una duda a su organizador: “¿Cuál es el mejor arco que puedo llevar?”. Después de escuchar la lista de armas de nuestro protagonista, Juan se decanta por un Bear Custom Kodiak, ya que “es el más ligero y resistente”. Con tres docenas de flechas serán suficientes.

El deseo de que David tenga buena suerte pone el punto y final a la reunión. A nuestro protagonista le quedan dos días para preparar su equipaje pero nos confiesa que su mente ya está en Australia: “seguro que hoy y mañana no puedo dormir por los nervios”. Antes de despedirnos, le recordamos que a su vuelta tiene una nueva cita en Caza al dia.

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martes, 15 de abril de 2008

El examen del cazador: ¿un mero trámite?

En el 2007, veinte personas murieron por disparos mientras practicaban la caza. Con el fin de evitar esta alta siniestralidad, la mayoría de comunidades autónomas de España han establecido el examen del cazador, una prueba que determina la preparación de los aspirantes a ejercer la actividad cinegética. Navarra ha sido la última provincia en sumarse a esta iniciativa. Mientras tanto, algunos grupos como Ecologistas en Acción denuncian que “el examen del cazador es tan fácil y asequible que se ha convertido en un mero trámite fraudulento”. Les ofrecemos todos los detalles para que puedan construir su propia opinión.

El próximo 31 de mayo, tendrá lugar por primera vez en Navarra el examen del cazador. A partir de ahora, todas las personas que quieran conseguir por primera vez la Licencia de Caza en la comunidad foral deberán superar esta prueba. Para ello, el departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente ha editado un manual preparatorio que consta de 300 páginas. Además, todos los que deseen presentarse al examen están obligados a acudir a un curso iniciador con una duración de cuatro días.

Pero esta idea no es ninguna novedad: desde que se traspasaron las competencias legislativas en materia de caza, casi todas las comunidades autónomas han implantado el examen del cazador. A día de hoy, sólo Cantabria y Baleares no exigen ninguna evaluación.

En cuanto a la dificultad del examen, un test con 31 preguntas de las que hay que acertar 24 para aprobar, nos encontramos con opiniones contradictorias. La mayoría de cazadores que se ha enfrentado a la prueba coinciden es su dificultad: “Yo estuve un mes preparándome el examen”, comenta José Antonio Palacios Ramírez. Él se presentó en La Rioja hace cuatro años: “Fuimos los primeros en tener que hacerlo y los que más difícil lo tuvimos”, comenta. Era el primer año en que su comunidad autónoma exigía el examen: “Todavía no les había dado tiempo a preparar un libro y no había nada por donde poder estudiar. Tuvimos que imprimirnos la ley entera del Boletín Oficial y utilizarlo como apuntes”, explica.

En esa primera convocatoria, a la que se presentó nuestro entrevistado, suspendieron más de la mitad de las personas que se examinaron. A raíz de entonces, la Federación Riojana de Caza decidió editar un manual e impartir sesiones de preparación. Su presidente, Eusebio Hernando, nos explica que han tomado como modelo las clases del carnet de conducir: “Los chavales que quieren tener la Licencia de Caza por primera vez acuden a la Federación, donde les explicamos los aspectos más importantes y les resolvemos cualquier duda. En las clases, vamos haciendo algún test, para que vean más o menos como pueden ser las preguntas del examen”. Mario Gutiérrez Herreros, que consiguió la licencia el año pasado, reconoce que es un sistema “más didáctico” que el que se encontró José Antonio, pero por ello, no resta dificultad a la prueba: “Hay que memorizar muchas cosas. Si resulta complicado para gente que estamos estudiando imaginaros para algunos que no tienen ningún habito de estudio”.

Estas declaraciones chocan con la opinión de Ecologistas en Acción. El grupo considera que “las Comunidades Autónomas han querido hacer tan fácil y asequible el Examen del Cazador, que este se ha convertido en un mero trámite fraudulento”. En su opinión, “las pruebas de acreditación de aptitud y conocimientos son un mero trámite en aquellas Comunidades Autónomas donde se han regulado, ya que carecen de pruebas prácticas, o solo se obliga a realizarlo a los cazadores noveles”.

Ante esta confrontación de pareceres, hemos querido hacer un análisis y una evaluación propia. Y para ello, qué mejor forma que tener en nuestras manos el Manual preparatorio del examen del cazador en Navarra. Se trata de un libro de 300 páginas, dividido en siete capítulos. El primero de ellos puede resultar el más farragoso; trata la legislación cinegética y la normativa ambiental e incluye tratados internacionales, directivas europeas, normas del Estado español y las propias leyes forales. También cuenta con un apartado sobre la caza en espacios protegidos.

Después, a lo largo del manual se habla de otros muchos temas como la definición de caza, su regulación y práctica, las modalidades, limitaciones y prohibiciones, responsabilidades por daños, el transporte de las armas, su comercialización, infracciones y sanciones.

Otro capítulo se refiere a la ordenación y gestión cinegética; explica planes de organización, métodos para censar las especies y vigilancia de zonas especiales.

Por otro lado, también se enumeran las especies que se pueden cazar. De cada una de ellas se ofrece una descripción morfológica, hábitos de alimentación y costumbres biológicas, hábitat, distribución geográfica, etc. En otro apartado, el manual se centra en las armas y los perros de caza y por último, dedica un capítulo especial a la ética del cazador y la seguridad. Además, el libro ofrece un glosario de términos y un cuaderno con preguntas de tipo test.

Las personas que adquieran estos conocimientos y superen el examen recibirán la Licencia de Caza, que únicamente permite poder acceder al monte cuando se está practicando la caza. Podrán participar como perreros o ir acompañando a otra persona, pero no podrán utilizar las armas de fuego. Para ello, es necesario superar otro examen; en este caso, se trata de una prueba teórico-práctica que fija la Guardia Civil para extender el permiso de armas.
Ahora les toca a ustedes; con la información sobre la mesa han de valorar si el examen del cazador es suficiente o no para que una persona pueda practicar la actividad cinegética sin portar armas. Esperamos sus opiniones.

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La limpieza como medida preventiva

Una climatología adversa, una gripe inoportuna… existen numerosas razones que de un momento a otro pueden dejarnos con las ganas de disfrutar de una jornada de caza que esperábamos expectantes desde hace tiempo. Pero pocos de estos motivos llegan a desesperar tanto como el hecho de tener que suspender nuestra jornada… por tener sucia el arma.

La limpieza de nuestro rifle al finalizar una sesión de cacería es fundamental para garantizar la larga vida del instrumento más indispensable para un cazador. Por ello, esta semana analizamos como llevar a cabo este proceso de conservación y escogemos los productos adecuados para hacerlo.

Cada vez que disparamos quedan en el cañón de nuestra escopeta residuos de pólvora, que debemos limpiar siempre antes de que aparquemos el arma hasta nueva ocasión. De no hacerlo, la acumulación de suciedad provocará la paulatina pérdida de precisión del aparato y éste poco a poco comenzará a funcionar peor, hasta su inutilización en el peor de los casos.

Evitar este desastre está en nuestras manos. Basta con pasar un cepillo de bronce con disolvente, unas 20 veces por ánima (el hueco del cañón) y limpiar posteriormente el cepillo con Metanol.

Respecto al revestimiento de madera del arma, es importante lavarlo con un trapo húmedo al acabar la jornada, ya que el polvo y la tierra del terreno le llegan de lleno y una pequeña mota o grano de arena puede llegar a causar estragos. Apoyaremos la acción del paño con bastoncillos de oídos o palillos para lugares de complicado acceso. Si la superficie ha sufrido rasguños, normalmente con rociarla con una capa de cera incolora es suficiente, aunque si hablamos de daños mayores recurriremos a ceras especiales para madera.

Finalmente, debemos asegurarnos de que la funda en la que guardamos el rifle está completamente seca, pues algún resto de sudor o agua de lluvia podría llevar a la oxidación de nuestra arma.
Este simple y mecánico proceso es fundamental en la conservación de nuestra arma, pues no sólo nos servirá para que nos dure mucho tiempo, sino también para evitarnos sustos y contratiempos fácilmente eludibles.

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Rutas de caza: Chile

Chile está formado por una estrecha franja de tierra que se extiende de Norte a Sur. A lo largo de esta franja se pueden diferenciar tres grandes zonas, la Cordillera de la Costa en el Oeste, la Cordillera de los Andes en el Este y entre ambas, una gran meseta llamada el Valle Central.

Chile destaca sobre todo por su gran oferta de cotos en la caza de tórtolas. En este momento hay gran abundancia de tórtolas en esta zona y muchos cazadores viajan a este país porque la especie allí no tiene período de veda. Las jornadas de caza más propicias son entre los meses de abril y agosto. El único inconveniente es la dificultad para encontrar cotos grandes.
Hay tres técnicas de caza mayor.

Rececho de alta montaña
El arco a usar debe ser rápido, se recomienda que sea liviano por el esfuerzo que significan los grandes recorridos por terrenos montañosos en esta práctica. La flecha debe tener un peso adecuado y una punta suficientemente cortante.Es la modalidad que obliga al mayor esfuerzo físico debido a la dureza del terreno donde se practica y a que las especies que se buscan ofrecen mucha resistencia y velocidad. El tiro se realiza desde una gran distancia para evitar que el animal vea al cazador. Las piezas que se buscan con esta técnica son caprinos principalmente.

Caza al aguardo
Esta especialidad está dirigida principalmente a la caza del jabalí. Se suele realizar la guardia durante la noche para investigar las pautas de conducta de estos animales.
El arco más adecuado será el de mayor potencia. Esta técnica se caracteriza por la necesidad de conocer profundamente la especie que queremos lograr para así determinar el mejor sitio donde instalar un puesto guardia. Se caza principalmente cérvidos y jabalí.


Caza a pieza avistada
Este estilo se dirige a animales de monte. El arco puede ser cualquiera que sea cómodo para tirar muy cerca del suelo. La flecha va a depender del tipo de pieza que intentemos al igual que la punta a usar, asegurando.Consiste en conocer en profundidad el terreno donde habitan los animales que se van a cazar, instalando un puesto de guardia y situándose a una distancia menor de 30 metros, por la limitación que supone el tiro con arco. Se recomienda tirar desde una zona más elevada. Se caza con esta técnica, muflones, cabras salvajes, cérvidos y jabalí.

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martes, 8 de abril de 2008

El nunca lo haría

La pasada semana nos estremecía, una vez más, un suceso tan inhumano como lamentablemente habitual. La asociación El Refugio encontraba en la localidad de Argamasilla de Calatrava (Ciudad Real) un podenco de un año y medio de edad, en demacrado estado de salud y con un profundo corte alrededor de su cuello. Son señales inequívocas de un caso de abandono y maltrato de un perro de caza por parte de su dueño.
“Minero”, que es como ha sido bautizado este amarronado can, fue trasladado a Madrid, donde se le curaron todas sus heridas físicas y donde poco a poco se repone psicológicamente del hecho de verse tan cerca de la muerte. Sus veterinarios intentan ahora que recupere la confianza en sí mismo, un proceso lento pues al principio no se atrevía ni a andar.





Desgraciadamente, no a todos los perros les da la vida una segunda oportunidad, como es el caso de “Minero”. El acertadamente denominado “mejor amigo del cazador” se caracteriza por su obediencia y lealtad extrema a su dueño, una reciprocidad que en vergonzosos casos brilla por su ausencia.

Centenares de ejemplares son abandonados cada año cuando sus desalmados propietarios consideran que ya no les son de utilidad. Ahorcados, desalimentados o participando en peleas ilegales suelen acabar estos perros. Además, al no tener implantados en sus cuerpos el obligatorio chip de identificación resulta casi imposible depurar responsabilidades.

Obviamente, la crueldad y la irresponsabilidad son los dos móviles principales que llevan a estos criminales a cometer tales atrocidades, aunque no son los únicos. El desconocimiento del tipo de perro necesario para cada misión y el hecho de elegir cachorros por su aspecto estético y no por su futura utilidad provocan la posterior desesperación de esos inexpertos cazadores que, carentes de todo sentido común, ven en el abandono y en el maltrato la solución a sus problemas.Por tanto, no sólo abogamos por el endurecimiento de las penas en estos casos, sino también por la educación y la concienciación general de que nuestros animales merecen un retiro digno y con todos los honores tras darnos lo mejor de ellos. Porque el nunca lo haría.

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Armas y complementos para recechar

Se acerca el verano y con él la temporada de recechos. Hablamos de una modalidad de caza que resulta muy diferente en función de la especie y el lugar donde se cace. Sin embargo, todos los recechos tienen dos cosas en común: el tiro se efectúa sobre un animal parado pero a mucha más distancia que en una batida. José María Martínez Rodrigo, practicante regular de este tipo de caza, nos muestra su equipo: todo lo necesario para un buen rececho.

Rifle
En primer lugar, José extrae su rifle, un Winchester de calibre 243. En su opinión, “es el mejor calibre que se puede utilizar para un rececho”. Mientras que en una montería necesitamos un rifle que dispare los cartuchos más potentes posibles, en el rececho se buscan armas más manejables y de menor peso: “junto al 243 Winchester, que es de 6mm, destacaría el 08 Remington de 7 mm”. Ambos son monotiro, ultraligeros y con cañones cortos, mucho más cómodos para lugares de difícil acceso como la montaña. Según las indicaciones de sus fabricantes, son calibres perfectos para distancias no superiores a los 200 metros. “En caso de que el animal esté más lejos, debemos apuntarle ligeramente por encima, calculando la caída del proyectil”, indica nuestro entrevistado. Hay que conocer la tabla balística de cada cartucho y medir exactamente los metros de recorrido.



Medidor de distacia y visor
Para ello, José utiliza un medidor de distancia Bushnell, aunque reconoce que “este modelo ya está un poco desfasado”. Otras marcas como Leica o Swarovski han avanzado más y cada día comercializan modelos de medidores más pequeños (menos que un teléfono móvil) y ligeros (en torno a unos 300 gramos), con un mayor número de aumentos.
En caso de no disponer de estos aparatos, podemos calcular la distancia a la que nos encontramos de la pieza utilizando la retícula de nuestro visor. Se trata de una solución más casera que José nos cuenta mientras enseña su mira. Es una Zeiss multipropósito de tipo 1,5 x 42, “la mejor si el animal es grande (ciervo, rececho, etc) y la distancia no supera los 200 metros”, comenta.

Ropa y calzado
Después de esta clase armamentística, nos disponemos a marcharnos, cuando el entrevistado nos recuerda que olvidamos un elemento imprescindible: la indumentaria. Según él, se emplea “ropa de abrigo ligera, con contravientos que no hagan ruido; deben ser prendas impermeables y transpirables. En cuanto al calzado, “necesitaremos unas botas cómodas, que nos sujeten bien el pie y que se agarren al terreno”. Seleccionar el ajuar perfecto resulta tan importante como elegir un buen rifle y calibre. Todo influye a la hora de determinar que un rececho sea un éxito o un fracaso.

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Rutas de caza: Tanzania

Por la abundancia y diversidad de su fauna, Tanzania es el destino predilecto de los grandes cazadores africanos. El territorio incluye las islas de Zanzíbar, Pemba y Mafia. La Tanzania continental es una gran meseta limitada al Oeste por el Great Rift Valley, donde se encuentran de Norte a Sur los lagos Victoria, Tanganica y Nyassa. La formación de estas grandes fosas dio lugar e la formación de las grandes cumbres volcánicas del Kilimanjaro (5.895 m.), el Meru y el Ngorongoro, en el parque nacional del Serengeti, cerca de la frontera nororiental con Kenia. El este del país es una gran llanura aluvial que se extiende a lo largo de toda la costa del Océano Indico.

Áreas de caza
-SELOUS: Esta reserva de caza es la más grande del mundo, 54.000 kilómetros cuadrados, dedicados completamente a la caza y al safari fotográfico. Tiene muchos grandes ríos, colinas y espacios abiertos.
Los animales que se encuentran por esta área son: búfalos, leones, leopardos, elefantes, bushpig, lichtenstein hartebeest, Nyassa wildebeest, kudu mayor, Sable, waterbuck, Southern/Bohor reedbuck, duiker comune/blu, klipspringer, eland, facocero y muchos otros.
Se recomienda elegir esta área en Tanzania, porque es un verdadero paraíso para los cazadores. La caza al elefante es excelente.

-MASAILAND: El área del Masailand inicia en el centro de Tanzania y se extiende a Norte hasta el Serengeti y en Kenia. Es el territorio de las acacias con matas espinosas y grandes extensiones abiertas.
Las especies en esta área son: búfalos, bushbuck, dik dik, duiker común, duiker rojo, East African Eland, Gazella de Grant, gazella de Thompson, Coke's hartebeest, gerenuk, kudu menor, kudu mayor, East African empala, león, leopardo, avestruz, Fringed-ear orix, reedbuck, steinbuck, white bearded wildebeest y cebra. En esta área no está permitido cazar elefantes.

-REGIÓN SONGEA: Esta área se encuentra en el sur de Tanzania, entre el confín sur del Selous y el río Ruvuma.
La zona es particularmente buena por elefantes y por búfalos, pero también hay eland, reedbuck y leopardos.

-TANZANIA OESTE: En esta zona se pueden encontrar algunas de las especies más particulares como el sitatunga, topi y East African Defassa Waterbuck. La caza en esta área se dirige especialmente a los búfalos, leopardos y leones.

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martes, 1 de abril de 2008

Cebos envenenados: ¿A quién beneficia?

Los cebos que utilizan los cazadores para eliminar depredadores, en general, y lobos, zorros y perros asilvestrados, en particular, es el objetivo de los venenos que se colocan en el monte. Los cebos, con veneno incluido, que se utilizan normalmente son trozos de carne, bien de pollo o conejo, y huevos de codorniz o gallina, y en algunas ocasiones, de paloma y perdiz.

La práctica de cebos envenenados es una práctica ilegal, aunque es difícil probar quién coloca los cebos, por lo que apenas hay sanciones. A pesar de ello, desde 1996 el uso de cebos envenenados es un delito tipificado en el código penal, castigado con penas de entre seis meses y dos años de cárcel.

Hoy en día, los métodos de captura no selectivos, causan la extinción de la fauna, con el agravante de que los principales afectados son precisamente las especies con serio peligro de desaparecer para siempre. Además de ser una práctica cruel con los animales, puede tener repercusiones negativas en los seres humanos, ya que el veneno entra en la cadena alimenticia.

Por toda esta polémica con los cebos envenenados, la Asociación de Propietarios Rurales, Productores de Caza y Conservadores del Medio Natural de Andalucía, (APROCA), celebró haces unos días en Huelva un acto dedicado a la “Sensibilización y no utilización de cebos envenenados” con objeto de conservar y preservar el Medio Ambiente. La solución que se propone es abogar por el uso de métodos selectivos de control de predadores frente al veneno.

Respecto a este tema, el sábado pasado se celebró en la localidad onubense de Beas la “II Jornadas contra el uso de cebos envenenados”, donde se debatirá sobre el aumento del uso de venenos en el campo andaluz y sus repercusiones en el medio ambiente. Estas jornadas las convoca la Federación Andaluza de Caza con la intención de informar sobre los perjuicios que conlleva el uso del veneno en el campo y buscar las posibles soluciones.

Las jornadas que se desarrollarán en la provincia de Huelva van a contar con la participación de figuras como María Isabel Rodríguez Robles, Delegada Provincial de la Consejería de Medio Ambiente de Huelva. Carlos Astorga Sánchez-Lafuente, Presidente de la Federación Andaluza de Caza, Iñigo Fajardo López Cuervo, Asesor Técnico Departamento Provincial de Medio Ambiente de Huelva y José Antonio Alfaro Moreno, Alférez Jefe de la sección del Seprona de la Comandancia número 212 de Huelva, entre otros.

Ante esto, animamos a los usuarios y lectores de este blog a participar y comentar esta noticia. Cebos envenenados, ¿a quién beneficia?

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En busca del cartucho biodegradable

A raíz de la polémica suscitada por la nueva Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, las empresas del sector armamentístico se han lanzado a investigar municiones más respetuosas con el medio ambiente. El cartucho biodegradable parece ser la mejor solución para un problema de contaminación que cada año acaba con la vida de 30.000 aves acuáticas.

Como ya les contamos hace unas semanas, más de 40.000 personas acudieron a la manifestación convocada por la Federación Española de Caza en protesta por la nueva Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad. Entre otras cosas, la medida aprobada por la Ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, prohíbe el uso de munición con plomo en humedales.

Según estudios realizados por el Instituto de Recursos Cinegéticos del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), cada año se esparcen entre 3.000 y 5.000 toneladas de plomo. Los pájaros confunden los perdigones de los cartuchos con los guijarros que utilizan para moler el alimento y los ingieren. De esta forma, se calcula que unas 30.000 aves acuáticas pierden la vida.

Ante la gravedad de estos datos, los colectivos de cazadores han querido recordar su incapacidad para solventar el problema, dada la ausencia en el mercado de munición respetuosa con el medio ambiente: “Nosotros tenemos las manos atadas. Nos preocupamos por el medio ambiente tanto como cualquier otra persona pero no tenemos la culpa de que no haya cartuchos que no contaminen. Si existieran, aunque fuesen más caros, los compraríamos todos los cazadores, porque somos los primeros interesados en cuidar el campo”, afirma Juan Carlos Gutiérrez Berges, presidente del Coto de Caza de Villanueva de Cameros (La Rioja). En su opinión, los verdaderos culpables son los fabricantes de munición, a los que solicita que ofrezcan cartuchos biodegradables.

En realidad, su petición no es nueva; desde hace años, la mayoría de los grupos relacionados con la actividad cinegética se ha mostrado favorable al uso de ese tipo de munición. En ese sentido, incluso el propio Rey Juan Carlos, gran aficionado a la caza, ha demandado a la industria armamentística que avance en la búsqueda de productos más limpios, según informa El País.

De esta forma, con la patata caliente en sus manos, las empresas del sector balístico se han lanzado a investigar la creación de cartuchos biodegradables. Por el momento, la compañía Dynamit Nobel GMBH Explosivstoff es la que más ha avanzado en sus estudios. La firma alemana obtuvo en el 2004 una concesión europea por la cual posee la patente para la fabricación de cartuchos con elementos intermedios biodegradables.

Este invento supondría un paso muy importante para aquellos que persiguen casquillos totalmente respetuosos con el medio ambiente. De lograrse, sería una gran noticia para los defensores de la naturaleza pero también para los cazadores, que no paran de reivindicar su labor y contribución en la conservación ordenada del medio ambiente

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“No me considero un coleccionista de trofeos”

Esta semana, en nuestra sección de rutas, les ofrecemos una interesante entrevista con Andrés Santibañez Monforte, un cazador riojano que ha desarrollado su pasión a través de medio mundo. Su valiosa experiencia en países y lugares como los que les exponemos aquí cada siete días supondrán, sin duda, una guía y ayuda a todos aquellos que como él decidan probar fortuna más allá de nuestras fronteras.


Sin alcanzar todavía el medio siglo de vida, este riojano puede presumir de haber cazado en los cinco continentes. En sus 24 viajes al extranjero ha conseguido abatir ejemplares de más de 60 especies diferentes. Pese a ello, dice que no cambiaría por nada una batida de jabalí en su pueblo.

Más de 30 años con la escopeta al hombro. ¿Cómo comienza su afición por la caza?
Desde pequeño siempre me gustaba acompañar a mi padre al monte. Cuando hice la comunión, mi abuelo me regaló mi primera escopeta; era una 12 milímetros de dos cañones que todavía conservo. Con ella maté mis primeras perdices y así comenzó mi afición por la caza menor.

Y ¿qué hay de la caza mayor?
Más o menos con la misma edad, empecé a ir también a las batidas de mi pueblo. Al principio, iba de ojeador pero con 13 o 14 años maté mi primer jabalí y desde entonces no he parado. Esto en una droga.

¿Una droga cara?
La verdad es que se gasta mucho dinero en la caza. Pero la mayoría de nosotros no tenemos ningún otro vicio. Yo no fumo, no bebo, no tengo grandes coches, etc. Mi pasión es la caza y me gusta viajar, conocer lugares distintos.

A eso quería llegar. Hemos hablado de sus inicios pero lo más llamativo es que usted ha recorrido medio mundo cazando.
Sí, tengo la suerte de poder decir que he cazado en los cinco continentes.

¿Cuándo da el salto a la caza internacional?
Mi primer viaje fue en 1986. Después de darle muchas vueltas, mi mujer y yo nos decidimos por Zambia. Fueron tres semanas maravillosas; maté dos búfalos, un león y un leopardo. Además, el propietario de la reserva nos llevó a conocer muchas cosas. Tenemos muy buenos recuerdos de ese primer viaje.

¿Por dónde prosigue su gira?
Al año siguiente fuimos a cazar corzos a Hungría pero también quisimos volver a ir a África. En este caso, hicimos un safari por Zimbabwe. Allí maté dos elefantes. Desde entonces, todos los años hacemos un viaje al extranjero como mínimo.

¿Con quién viaja?
La mayoría de las veces voy con mi mujer; ella no caza pero es la mejor acompañante. Cuando sales fuera no sólo se trata de cazar, también tienes que hacer turismo, conocer mundo.

¿Es muy diferente cazar en el extranjero que cazar en España?
Evidentemente, estamos hablando de países distintos pero sobre todo de especies diferentes; casi siempre más peligrosas. Pero, como todo en la vida, con la experiencia vas aprendiendo. Yo, por ejemplo, en mis primeros viajes cometía muchos errores. Viajaba con demasiadas cosas; armas, balas, ropa, etc. Ahora conozco qué es lo verdaderamente necesario en cada momento, porque no por llevar más cosas se caza mejor.

Si no nos fallan las cuentas, ha hecho 24 viajes al extranjero. Habrá matado todo tipo de animales ¿no?
He podido cobrar ejemplares de más de 60 especies diferentes. Íbex, lechwes, linces, gacelas, osos, lobos, etc.

Pues necesitará una casa solamente para poder colgar tantos trofeos.
Aunque parezca una contradicción, no me considero un coleccionista de trofeos; no me importan las medidas sino el animal en sí. Cada especie tiene unas peculiaridades y eso es lo que me gusta: cambiar, tanto de lugares como de animales.

Aún así, seguro que después de tantos años tiene algún trofeo espectacular.
Por supuesto. Por ejemplo, en Siberia logré un corzo que puede estar entre los cinco mejores del mundo. Y en Kazajistán maté un íbex de 120 centímetros. Pero como te digo, eso no es lo más importante para mí.

¿Cuáles son los elementos que sopesa a la hora de decantarse por uno u otro lugar?
Analizas todo en su conjunto. Hay viajes en los que pesa más el animal que puedas cazar y otros en los que valoras más el destino como lugar turístico. Pero en ambos casos, las posibilidades son muchas; hay una gran oferta de países abiertos legalmente a la caza.

¿Nunca ha tenido la tentación de matar de forma ilegal alguna especie inalcanzable?
No. Al no ser un coleccionista, no me preocupa alcanzar especies a las que otras personas no puedan llegar. Además, detesto a aquellas personas que practican la caza de manera ilegal. Hacen muchísimo daño al resto de cazadores porque se convierten en la excusa fácil para los críticos de este deporte.

Pero, ¿entiende que haya una crítica a la caza?
No. Aquellos que nos critican no saben de lo que están hablando. No conocen ni la caza ni la naturaleza. La caza no es destructiva; siempre que sea ordenada es favorable y necesaria.
Necesitaríamos un día entero para poder repasar todos sus viajes.

Si tuviera que decantarse por uno, ¿con cuál se quedaría?
Me resulta imposible; cada lugar tiene cosas diferentes y por eso, todos son especiales. Incluso, me costaría decantarme por un continente: África tiene más variedad de especies, paisajes espectaculares, pero todos tienen algo.

Parece que todo son buenos recuerdos. En tantos años, ¿no ha tenido ninguna experiencia mala?
Hombre, alguna sí, pero pocas. En Nueva Zelanda por ejemplo, me perdí de noche en la montaña. El guía era incapaz de situarse y yo, como es lógico, menos. Tardamos más de 15 horas en regresar al campamento y la verdad que pasé algo de miedo. Pero lo peor nos ocurrió en Zambia; un grupo de leones hambrientos atacó nuestro campamento y llegaron a destrozar la tienda donde estábamos yo y mi mujer. Lo pasamos realmente mal. Pero como ya te dicho, han sido casos contados.

Con tanta emoción, ni se acordará de cazar en España.
Eso sí que no. Por muchos sitios a los que pueda ir, me quedo con las batidas de mi pueblo. No hay nada mejor; cazar con tu familia, con tus amigos de toda la vida; comer en alguna bodega del pueblo…No lo cambio por nada.

Si le parece, creo que vamos a dejarlo aquí, porque con usted tendríamos para escribir un libro.
Aunque no lo creas, alguna vez lo he pensado. Lo titularía Un riojano por los cinco continentes.

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