martes, 13 de mayo de 2008

Una cacería por la supervivencia

La pasada semana conocimos que el CSIC ha propuesto llevar a cabo una cacería masiva y controlada para atajar definitivamente el problema de la tuberculosis bovina que amenaza al ecosistema del Parque Nacional de Doñana desde hace años.

Pese a que los ecologistas tratan de detener esta medida, denunciándola ante la UE, deberían preguntarse si no es la mejor solución a un problema que no es nuevo, aunque si lo son sus alarmantes cifras.

Según esta noticia, aparecida en varios medios de comunicación, más de la mitad de los ejemplares de jabalíes de la reserva natural están infectados por una bacteria que puede contagiar al ser humano, mostrando un cuadro clínico similar en ambos casos. Además, casi un tercio de los ciervos y un pequeño porcentaje de gamos están en la misma situación.

Lo que los activistas no consiguen ver es la incidencia que esta enfermedad puede tener en el desarrollo de la población del lince ibérico, una especie protegida por cuya supervivencia se lleva luchando desde siempre.

Juan José Negro, investigador de la Estación Biológica de Doñana, afirma que en este lugar el jabalí actúa “como un carroñero”, que transmite la tuberculosis a sus presas cuando se dedica al simple mordisqueo de éstas, que a su vez son comidas después por otros animales y que, consiguientemente, quedan también infectados.

Este es el caso del lince, rey entre la fauna carnívora del lugar. Es evidente que no podemos permitir que su ya de por sí pequeña población quede aún más diezmada por no poder alimentarse en unas condiciones de seguridad dignas de su estatus. Además, el número de ejemplares de cochinos, ciervos y gamos es relativamente elevado y la exterminación de los enfermos no supondría amenaza alguna a la perpetuación de sus respectivas especies.

Los ecologistas piensan que con la eliminación de estos animales podría darse una superpoblación de herbívoros que pusiera en jaque a la vegetación del lugar y que facilitara el surgimiento de incendios en verano. Argumento que cae por su propio peso, pues no estamos hablando de un bosque abierto sino de una reserva vigilada y cuidada, donde sólo la negligencia humana puede provocar el surgimiento de las llamas, como ha ocurrido en alguna ocasión, con o sin carnívoros en sus tierras.

Nuevamente, la concienciación ecológica de unos y otros entra en conflicto, aunque la responsabilidad de ver más allá del simple hecho de disparar vuelve a decantar la balanza a favor de los cazadores.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:
He encontrado un artículo sobre el Programa de Cría en Cautividad del Lince Ibérico en el Parque de Doñana. Creo que está directamente relacionado con vuestro artículo. Pongo la página donde lo he visto por si le interesa a alguien:
http://www.club-caza.com/actualidad/actualver.asp?nn=1096

Saludos