martes, 1 de abril de 2008

“No me considero un coleccionista de trofeos”

Esta semana, en nuestra sección de rutas, les ofrecemos una interesante entrevista con Andrés Santibañez Monforte, un cazador riojano que ha desarrollado su pasión a través de medio mundo. Su valiosa experiencia en países y lugares como los que les exponemos aquí cada siete días supondrán, sin duda, una guía y ayuda a todos aquellos que como él decidan probar fortuna más allá de nuestras fronteras.


Sin alcanzar todavía el medio siglo de vida, este riojano puede presumir de haber cazado en los cinco continentes. En sus 24 viajes al extranjero ha conseguido abatir ejemplares de más de 60 especies diferentes. Pese a ello, dice que no cambiaría por nada una batida de jabalí en su pueblo.

Más de 30 años con la escopeta al hombro. ¿Cómo comienza su afición por la caza?
Desde pequeño siempre me gustaba acompañar a mi padre al monte. Cuando hice la comunión, mi abuelo me regaló mi primera escopeta; era una 12 milímetros de dos cañones que todavía conservo. Con ella maté mis primeras perdices y así comenzó mi afición por la caza menor.

Y ¿qué hay de la caza mayor?
Más o menos con la misma edad, empecé a ir también a las batidas de mi pueblo. Al principio, iba de ojeador pero con 13 o 14 años maté mi primer jabalí y desde entonces no he parado. Esto en una droga.

¿Una droga cara?
La verdad es que se gasta mucho dinero en la caza. Pero la mayoría de nosotros no tenemos ningún otro vicio. Yo no fumo, no bebo, no tengo grandes coches, etc. Mi pasión es la caza y me gusta viajar, conocer lugares distintos.

A eso quería llegar. Hemos hablado de sus inicios pero lo más llamativo es que usted ha recorrido medio mundo cazando.
Sí, tengo la suerte de poder decir que he cazado en los cinco continentes.

¿Cuándo da el salto a la caza internacional?
Mi primer viaje fue en 1986. Después de darle muchas vueltas, mi mujer y yo nos decidimos por Zambia. Fueron tres semanas maravillosas; maté dos búfalos, un león y un leopardo. Además, el propietario de la reserva nos llevó a conocer muchas cosas. Tenemos muy buenos recuerdos de ese primer viaje.

¿Por dónde prosigue su gira?
Al año siguiente fuimos a cazar corzos a Hungría pero también quisimos volver a ir a África. En este caso, hicimos un safari por Zimbabwe. Allí maté dos elefantes. Desde entonces, todos los años hacemos un viaje al extranjero como mínimo.

¿Con quién viaja?
La mayoría de las veces voy con mi mujer; ella no caza pero es la mejor acompañante. Cuando sales fuera no sólo se trata de cazar, también tienes que hacer turismo, conocer mundo.

¿Es muy diferente cazar en el extranjero que cazar en España?
Evidentemente, estamos hablando de países distintos pero sobre todo de especies diferentes; casi siempre más peligrosas. Pero, como todo en la vida, con la experiencia vas aprendiendo. Yo, por ejemplo, en mis primeros viajes cometía muchos errores. Viajaba con demasiadas cosas; armas, balas, ropa, etc. Ahora conozco qué es lo verdaderamente necesario en cada momento, porque no por llevar más cosas se caza mejor.

Si no nos fallan las cuentas, ha hecho 24 viajes al extranjero. Habrá matado todo tipo de animales ¿no?
He podido cobrar ejemplares de más de 60 especies diferentes. Íbex, lechwes, linces, gacelas, osos, lobos, etc.

Pues necesitará una casa solamente para poder colgar tantos trofeos.
Aunque parezca una contradicción, no me considero un coleccionista de trofeos; no me importan las medidas sino el animal en sí. Cada especie tiene unas peculiaridades y eso es lo que me gusta: cambiar, tanto de lugares como de animales.

Aún así, seguro que después de tantos años tiene algún trofeo espectacular.
Por supuesto. Por ejemplo, en Siberia logré un corzo que puede estar entre los cinco mejores del mundo. Y en Kazajistán maté un íbex de 120 centímetros. Pero como te digo, eso no es lo más importante para mí.

¿Cuáles son los elementos que sopesa a la hora de decantarse por uno u otro lugar?
Analizas todo en su conjunto. Hay viajes en los que pesa más el animal que puedas cazar y otros en los que valoras más el destino como lugar turístico. Pero en ambos casos, las posibilidades son muchas; hay una gran oferta de países abiertos legalmente a la caza.

¿Nunca ha tenido la tentación de matar de forma ilegal alguna especie inalcanzable?
No. Al no ser un coleccionista, no me preocupa alcanzar especies a las que otras personas no puedan llegar. Además, detesto a aquellas personas que practican la caza de manera ilegal. Hacen muchísimo daño al resto de cazadores porque se convierten en la excusa fácil para los críticos de este deporte.

Pero, ¿entiende que haya una crítica a la caza?
No. Aquellos que nos critican no saben de lo que están hablando. No conocen ni la caza ni la naturaleza. La caza no es destructiva; siempre que sea ordenada es favorable y necesaria.
Necesitaríamos un día entero para poder repasar todos sus viajes.

Si tuviera que decantarse por uno, ¿con cuál se quedaría?
Me resulta imposible; cada lugar tiene cosas diferentes y por eso, todos son especiales. Incluso, me costaría decantarme por un continente: África tiene más variedad de especies, paisajes espectaculares, pero todos tienen algo.

Parece que todo son buenos recuerdos. En tantos años, ¿no ha tenido ninguna experiencia mala?
Hombre, alguna sí, pero pocas. En Nueva Zelanda por ejemplo, me perdí de noche en la montaña. El guía era incapaz de situarse y yo, como es lógico, menos. Tardamos más de 15 horas en regresar al campamento y la verdad que pasé algo de miedo. Pero lo peor nos ocurrió en Zambia; un grupo de leones hambrientos atacó nuestro campamento y llegaron a destrozar la tienda donde estábamos yo y mi mujer. Lo pasamos realmente mal. Pero como ya te dicho, han sido casos contados.

Con tanta emoción, ni se acordará de cazar en España.
Eso sí que no. Por muchos sitios a los que pueda ir, me quedo con las batidas de mi pueblo. No hay nada mejor; cazar con tu familia, con tus amigos de toda la vida; comer en alguna bodega del pueblo…No lo cambio por nada.

Si le parece, creo que vamos a dejarlo aquí, porque con usted tendríamos para escribir un libro.
Aunque no lo creas, alguna vez lo he pensado. Lo titularía Un riojano por los cinco continentes.

0 comentarios: