martes, 27 de mayo de 2008

Plomo en la comida

Esta semana hemos conocimos que una investigación científica ha descubierto elevados índices de plomo en carne procedente de piezas de caza menor, un problema que nos hace replantearnos las supuestas ventajas de consumir preferentemente animales abatidos durante la práctica cinegética en vez de aquellos criados en granjas, donde desde su nacimiento se les prepara para el día de su sacrificio.

Como bien indica el artículo antes reseñado, el estudio habla fundamentalmente de aves, lo cual reafirma la abrumadora necesidad de encontrar la fórmula de un cartucho biodegradable, como bien les hemos ido informando semanas atrás. El plomo residente en el cuerpo de estas especies no llega a ellas exclusivamente a través de un balazo directo, más bien la mayoría de las veces acaban contaminándose tras la ingesta de perdigones que quedan sueltos por el campo tras una jornada de caza.

Independientemente de la salud del ecosistema, la reivindicación de este nuevo cartucho también se lleva a cabo desde la perspectiva del bienestar humano, pues el consumo de plomo puede acarrear graves consecuencias. Según la Organización Mundial de la Salud, los niños son los más vulnerables a este tipo de veneno, que provoca desde disfunciones en el cociente intelectual hasta mortales encefalitis.

Obviamente estos supuestos son causa de una ingestión masiva, que habitualmente sólo se da en lugares donde el tratamiento de la carne es deficiente y en hogares donde la práctica cinegética es habitual, pues lo normal es que sea el propio cazador y sus allegados quienes se alimenten de las piezas abatidas.

En el caso de la caza mayor, el proceso de limpieza de la carne resulta más sencillo por el notorio hecho de que existe una mayor superficie de la misma. Una vez muerto el animal, debemos tirar a la basura toda la parte que rodea al orificio de entrada producido por la bala, que distinguiremos por su ennegrecido tono. Además, recordamos que de haber utilizado escopeta, la munición no ha traspasado la pieza y también hay que extraerla, cosa que no suele pasar de emplear rifle.

Si hablamos de caza menor la cuestión se complica, pues limpiar convenientemente una pieza puede significar el despilfarro de más de la mitad de su cuerpo, con los que nos quedaríamos con poca cantidad que llevarnos a la boca. Asimismo, el riesgo de encontrar plomo ingerido por el animal se multiplica, por lo que debemos estar muy seguros de su estado antes de consumirlo.

Como norma general pues es más recomendable alimentarse de aves de corral que de aquellas capturadas por uno mismo. Con ello perderemos el romanticismo de culminar una buena jornada de caza alimentándonos de nuestras presas pero ganaremos en salud.

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De la escopeta de un solo caño al rifle express

A Gregorio, José Ignacio y Sergio no sólo les une el apellido Tobías. Abuelo, padre e hijo comparten también la pasión por la caza. Con ellos, recorremos la historia cinegética de los últimos 75 años, analizando cómo han evolucionado las armas y las municiones. Disfruten de la caza vista y contada desde tres generaciones.

Gregorio Tobías: El abuelo
Villoslada de Cameros es un pequeño pueblo riojano situado en el corazón de la Sierra Cebollera. Con el río Iregua a sus pies y rodeado de naturaleza, ofrece un paisaje maravilloso. Allí, sentado frente al portal de su casa, nos recibe Gregorio Tobías, el primer protagonista de nuestro artículo. La blancura del pelo y las arrugas de la cara dan cuenta de sus 83 años, mientras la callosidad de sus manos demuestra la dureza del trabajo en el campo. Comentamos el silencio y la tranquilidad que reinan en el pueblo, pero enseguida nos metemos de lleno en la historia:


La historia de Gregorio comienza en Torrecilla en Cameros en 1925: “Yo nací y me críe en Torrecilla, pero cuando tenía ocho años murió mi padre. Para mi madre era imposible criar a tantos hijos (eran 5 hermanos) y decidió que me fuese a vivir con un tío soltero a Villoslada”. Este tío del que nos habla fue la persona que impulsó su afición por la caza: “Siempre me llevaba con él al monte y enseguida empezó a gustarme. Al principio no me dejaba disparar porque era muy pequeño pero yo me las ingeniaba para cazar. Ponía lazos en las sendas y había días que cogía 3 o 4 piezas entre conejos y liebres”.

Pero todavía tendrían que pasar tres años hasta que Gregorio recibiese su primera arma de fuego: “Con 11 años mi tío decidió que ya podía darme una escopeta. Era de un caño y se cargaba manualmente con pólvora y perdigones por la boca”. Ante nuestro asombro, reconoce que “ha cambiado mucho todo; ahora la mayoría de escopetas son repetidoras”.

A pesar de ser consciente de los avances tecnológicos en armas y municiones, Gregorio nos confiesa que es “poco amigo” de los cambios: “Una vez que me acostumbro a algo no ve gusta cambiar”. Por eso, sólo ha tenido dos escopetas en su larga experiencia cinegética: “Con la escopeta de un caño pase toda mi juventud. Después, ya casado, me compré la paralela”. Se refiere a la Sarrasqueta modelo “00” que nos acompaña, recostada contra la pared de piedra.
Para Gregorio resulta imposible calcular la cantidad de piezas que ha cobrado con esa escopeta: jabalís, ciervos, corzos, zorros, conejos, liebres, etc. Sin embargo, está seguro de cuál ha sido siempre su modalidad de caza preferida: “el paso de la paloma”.

Antes de despedirnos, nos cuenta que se mantuvo en activo hasta los 78 años: “Después se me ha estropeado mucho la vista y no quiero ir”. Pero su pasión por la caza sigue intacta; a pesar de vivir en Vitoria, su hijo José Ignacio lo visita con frecuencia: “Siempre trae historias de caza para contarme”, concluye.

José Ignacio Tobías: El padre
Vía telefónica, José Ignacio se declara “un perdicero empedernido” y se muestra orgulloso por ser el eslabón cinegético entre su padre, Gregorio, y su hijo, Sergio.

José Ignacio ha conocido lo viejo y lo nuevo; ha vivido en persona la evolución tecnológica de armas y municiones: “Cuando comencé a cazar con mi padre, todos los cartuchos eran de cartón. Recuerdo especialmente su olor”, dice. Nos cuenta, también, que el uso de este material suponía a veces un grave problema: “Cuando llovía, se hinchaban los cartuchos y no se podían meter en la escopeta. Si lograbas introducirlos a la fuerza, después tardabas mucho tiempo para sacarlos”.

Por ello, valora los avances que se han producido, pero se muestra cauteloso: “Hoy en día no todo es bueno; hay cartuchos buenos, malos y regulares. Además, mucha gente no sabe elegir la munición en función de la pieza”.

Incluso, con respecto a las armas, considera que las escopetas de antes eran “más fuertes y estaban hechas de mejores materiales”. Pese a ello, él si que ha renovado más veces su armero: “He tenido 5 paralelas diferentes y ahora que también le doy a la caza mayor tengo una repetidora y un rifle”.

Sergio Tobías: El nieto
Hablamos con Sergio en la Universidad Autónoma de Madrid, donde estudia. Pese a su juventud, parece todo un experto del mundo cinegético. Para él, hablar de caza implica recordar a su padre y a su abuelo: “Durante la temporada de caza, iba todos los domingos a las perdices con mi padre. Cuando se cerraba la veda, contaba los días que faltaban para que llegase el verano, porque lo pasaba entero en Villoslada en casa de mis abuelos”.

Mientras que su padre lo inició en la caza menor, fue su abuelo quién le enseñó las claves de la caza mayor: “En verano salía con mi abuelo a cazar jabalís o ciervos. Era mucho más emocionante porque íbamos de furtivos”. Según Sergio, su abuelo estaba acostumbrado a cazar sin ninguna ley o reglamentación.

Esa emoción ante la posibilidad de ser descubiertos por el guarda o por la Guardia Civil, junto con la espectacularidad de los lances de jabalí, fueron, para Sergio, las causas que hicieron que se decantase por la caza mayor.

Ahora, apenas sale al conejo y la perdiz; cuando tiene tiempo libre, prefiere ir de batida: “Esta temporada ha sido floja; sólo he matado un jabalí en los cinco fines de semana que he podido ir”. En uno de ellos, estrenó su nuevo rifle, un regalo de su padre por las buenas notas: “Es un rifle express Browning; una pasada”.

Ante su padre y su abuelo, se siente “un afortunado por pertenecer a la época de la alta tecnología”. Pero al mismo tiempo, sabe que sobre él recae una gran responsabilidad: como último eslabón de la saga, la continuidad de esta afición familiar está en sus manos.

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Rutas: Museo de la Caza Juan Garoz

Estas últimas semanas hemos venido recomendándoles rutas a lo largo de todo el mundo donde practicar de una forma diferente el ejercicio de la caza, parajes que suponen todo un deleite para los amantes de la naturaleza y en los que podemos conseguir codiciadas y exóticas piezas.

En esta ocasión regresamos a España para recomendarles una parada en el toledano pueblo de Los Yébenes, donde se aloja el mejor centro expositivo cinegético de Europa: el Museo de la Caza Juan Garoz. Aquí se refleja toda la grandeza de nuestra práctica preferida y ningún aficionado a ella debe dejar de acudir. Los redactores de Caza al Día visitamos este lugar, y a continuación compartiremos con todos ustedes una experiencia tan inolvidable como cualquiera de los muchos viajes al extranjero de los que hemos hablado estos meses.

La localidad castellano-manchega de Los Yébenes respira ambiente de caza por todas sus calles. El Parque de la Naturaleza y la variedad de restaurantes ambientados y decorados con motivos cinegéticos hacen honor a una tradición históricamente ligada a este pueblo. Desde luego, la ubicación del museo no podía ser más idónea.

A su entrada nos recibe el propio Juan Garoz, reconocido taxidermista e impulsor de esta muestra. De entrada gratuita, todo lo que podemos ver en ella es un constante homenaje a quienes aman este deporte. El lugar en sí de divide en varias salas, que el anfitrión nos enseña y explica detalladamente.

En la primera encontramos numerosos dioramas que recrean situaciones que se dan durante la práctica de la caza, tanto mayor como menor, desde batidas de ciervos hasta la captura de perdiz con reclamo. La caracterización de los maniquíes que representan a los cazadores está genialmente conseguida, pues incluye todo tipo de detalles en la vestimenta, el equipamiento y los rasgos faciales. Además, el juego de luces a lo largo de toda la sala permite tal sensación de realismo que pareciera que estuviésemos ciertamente inmiscuidos en medio de una jornada de caza.

Después encontramos una pequeña taberna, donde podemos degustar varios tipos de carne típicamente provenientes de animales batidos, y una sala de proyecciones, en la que hasta 150 personas pueden disfrutar de documentales temáticos de caza en pantalla gigante.

Finalmente, Garoz nos enseña el taller de taxidermia, en el que él mismo imparte a los visitantes un 'curso rápido' de cómo se lleva a cabo la disección de piezas y su posterior conservación, en un discurso aderezado con ejemplos.

A la salida nos espera un libro de firmas en el que rubricar para la eternidad nuestro paso por este templo de la cinegética. En definitiva, se trata de un lugar indispensable para todo aquel que se haga llamar cazador. Un reencuentro con la esencia de la cacería que supone la visión más global y polifacética de esta nuestra pasión.

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martes, 20 de mayo de 2008

Un involuntario cómplice de la excelencia cinegética

Durante la semana pasada conocimos un nuevo caso de un delito que comienza a convertirse en triste rutina: el robo de varios galgos. En esta ocasión se ha producido en un albergue de animales de Villena (Valencia), pero sucesos como éste vienen repitiéndose alarmantemente desde hace años a lo largo de toda España, como podemos ver en los siguientes vídeos:

Más allá de lo punible de la acción, lo realmente preocupante es el destino y la supervivencia de estos canes, pues alguien con los suficientes escrúpulos como para hurtar cachorros de esta raza no parece que vaya a ser, a priori, el mejor amo del que puedan gozar.

Conocida por su potencia y su velocidad a la hora de correr, esta raza representa para los cazadores una ayuda sin parangón durante sus batidas de piezas de caza menor, como es el caso de los conejos. Pero, obviamente, hacerse con un perro de estos suele resultar económicamente complicado para muchos practicantes de la cinegética. En este punto entran en juego infractores como los que dan pie a este post.

El porcentaje de galgos robados que son posteriormente recuperados es ínfimo. A pesar de que todos ellos suelen llevar incorporados microchips detectores, los ladrones se sirven a su vez de lectores que los localizan y, en base a ello, pueden quitarlos, aunque para llevarlo a cabo tengan que producir cortes sobre la piel del animal.

En realidad, éste es sólo el paso previo a cualquiera de los destinos del can. Existe un auténtico negocio de contrabando con esta especie, que lleva a su venta al margen de la ley (dentro y fuera de nuestras fronteras) a cazadores deseosos de hacerse con un ejemplar, aunque la intrínseca ilegalidad de la transacción implique no dar al galgo los cuidados que se merece por miedo a quedar delatado. En el peor de los casos, los animales hurtados se utilizarán en peleas de perros, con la crueldad que ello implica.

Nuevamente, y como ya hemos reiterado semanas atrás, los cazadores debemos velar por la naturaleza, y acciones como éstas no favorecen en absoluto el buen hacer de la cinegética. Porque siendo el perro nuestro más fiel aliado y compañero, lo mínimo que podemos hacer por él es garantizarle unos cuidados óptimos y unas condiciones de vida placenteras, algo de lo que los galgos que salieron de ese mercado negro nunca disfrutarán.

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Más cerca del “perdigón ecológico”

Hace unas semanas, les contábamos que las empresas del sector armamentístico se habían lanzado en busca del cartucho biodegradable. En esa carrera, la marca Eco Global Shot ha sido la primera en llegar a la meta: bajo el encargo de la Real Federación Española de Caza, ha presentado un boceto de “perdigón ecológico”. El nuevo material mejora las condiciones del acero pero todavía no iguala las características del plomo. Mientras se realizan las pruebas balísticas necesarias, hemos consultado la opinión de varios cazadores.

“Mejor que el acero pero peor que el plomo”. Así de tajante se muestra Santiago Pascual, cazador riojano de 57 años, cuando le preguntamos que opinión le merece el nuevo material utilizado por la empresa Eco Global Shot para la fabricación de “perdigones ecológicos”. Nos sorprende su grado de decisión, ya que el citado material se encuentra todavía en periodo de prueba. Pero todo tiene una explicación: Santiago nos muestra el último ejemplar de la revista La caza y su mundo.

En el interior, encontramos un artículo de Pedro A. Suárez, colaborador habitual de la publicación, que ha probado en exclusiva para la Real Federación Española de Caza la nueva munición ecológica. Desde su punto de vista, “mejora muchísimo al acero y, además, no tiene ninguno de los inconvenientes de dicho material”. Sin embargo, para Suárez, el producto de Eco Global Shot “no es un sustituto equivalente al plomo”, elemento que normalmente se ha utilizado en los cartuchos de caza.

Al parecer, se trata de un metal líquido al que se le inyectan partículas sólidas de otro metal llamado ferro volframio, a través de una técnica denominada ODS (dispersión partículada).

Por sus características, Suárez entiende que “es un material que iguala al plomo en maleabilidad”, e incluso lo supera en dureza. En cambio, se presenta como “un material con peor densidad, peor trayectoria y menos energía de disparo que el plomo”.

Estas desventajas preocupan especialmente a Marino Ceña, cuya modalidad cinegética preferida es el rececho: “Para tiros de batida, a corta o media distancia, puede ser un material válido, pero no lo es para recechar, donde muchas veces se dispara a más de 100 metros”, indica. A pesar de este handicap, nuestro entrevistado prefiere ser “objetivo” y también destaca un punto positivo de la nueva munición: el precio. Los nuevos perdigones serán, aproximadamente, un 30% más caros que los de plomo, cantidad muy inferior a los incrementos de 300% o 400% que suponían otras alternativas como la del acero.

Todas estas razones de distancia y precio, son menores, en cambio, para Miguel López. Este cazador soriano considera que el gran logro de la nueva munición es la compatibilidad con cualquier tipo de arma: “si los cazadores no tenemos que cambiar de escopeta será mucho más fácil que se acepten estos perdigones; sino lo veo difícil”.

Mientras los cazadores construyen sus propias opiniones, la Real Federación Española de Caza sigue evaluando la validez de los “perdigones ecológicos”. En este momento, la munición se está probando en humedales de Cataluña y la Comunidad Valenciana. Del resultado de estas pruebas depende el futuro del cartucho biodegradable. En caso de llegar a buen puerto, la Federación habrá matado dos pájaros de un tiro: por un lado, se ajustará a la nueva Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, que prohíbe el uso de plomo en humedales; y por otro, dará respuesta a una demanda histórica del colectivo de cazadores: fabricar una munición respetuosa con el medio ambiente, para acallar la voz de aquellos que critican la actividad cinegética.

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Polonia: A la caza del corzo

Hace unas semanas les presentamos a Andrés Santibáñez Monforte, un cazador que ha practicado su pasión por la cinegética través de más de medio mundo. En esta ocasión, nos cuenta como fue uno de los viajes que “más le ansiaba hacer”, como él mismo reconoce. Les hablamos de Polonia, territorio propicio para la caza de especies como el ciervo, el jabalí, pero sobre todo el corzo.

¿Por qué eligió usted este destino?
Me atraía mucho conocer Polonia, ya que me habían hablado muy bien de este país. A mi sobre todo me interesaba la caza y tenía curiosidad por ver si había tantos trofeos como decían y si éstos eran tan buenos.

¿Y qué opinión tiene ahora usted sobre Polonia?
La verdad es que es un país diferente y único. Me sorprendió la gran cantidad de lagos, pantanos y bosques que hay allí, hacen que la caza sea diferente. Aquí en España no estamos acostumbrados a estos parajes, lo que hace que sea más atractivo aún. Comprobé por mi mismo que todo lo que me habían comentado sobre este país era cierto. Realmente los trofeos son muy buenos, y la relación calidad-precio es muy asequible.

¿Sobre la caza que nos puede comentar?
Mi equipo y yo fuimos únicamente a por corzos. Realmente es cansado, pero si te gusta, eso es lo que menos te importa. Cazábamos los corzos por la mañana al amanecer y por la tarde antes de que se pusiese el sol, siempre andando. Más o menos al día estábamos cazando unas 6 horas, pero como en cada salida que hacíamos siempre regresábamos con más de un trofeo, y siempre veíamos corzos muy buenos, nos motivaba para coger fuerzas para el día siguiente.

Usted ha estado en diferentes destinos cazando corzos. ¿Qué ventajas e inconvenientes encuentra en Polonia?
La cacería del corzo es algo que me apasiona. He estado cazándolos en Escocia, Hungría, Polonia... y algún que otro país. Lo bueno que tiene Polonia es que es más divertido que Hungría, donde normalmente se rececha en coche. Los parajes son más o menos parecidos o del mismo estilo; sin embargo, si tengo que poner inconvenientes, lo único que puedo decir es que es bastante más cansado y en cada salida te ponen límite de corzos.

Entonces en conjunto, ¿está satisfecho de haber elegido esta vez Polonia?
Estoy muy contento de haber hecho este viaje, sobre todo por haber conseguido trofeos muy buenos, pero también influye mucho la organización, el clima, los acompañantes... que han hecho en conjunto que haya sido un viaje increíble, que si buenamente puedo el año que viene repetiré.

Ojalá que así sea

Más información acerca del corzo
Es el miembro de la familia “Cervidae” más pequeño de Eurasia. Su área de distribución se extiende desde Europa occidental (donde sólo está ausente en Irlanda, Grecia y el norte de Escandinavia) hasta el norte de China.

En estado adulto, el corzo tiene una altura en la cruz de sólo 76 cm como máximo y un peso de entre 15 y 30 kilos. Los machos presentan cuernas pequeñas de tres puntas que mudan cada año a principios del invierno y se han terminado de desarrollar ya cuando comienza la primavera. El pelaje es pardo-rojizo en ambos sexos durante el verano, volviéndose grisáceo en invierno, al tiempo que aparece una mancha blanca sobre la grupa. El vientre es de color más claro que la espalda. Las crías, por el contrario, presentan un manto rojizo salpicado de numerosas motas blancas para aumentar su camuflaje con el entorno. Son característicos los gritos que emiten ambos sexos, similares a un ladrido.

El corzo es una especie cinegética en toda su distribución, siendo su caza una actividad muy frecuente sobre todo en Europa central y España.

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martes, 13 de mayo de 2008

Una cacería por la supervivencia

La pasada semana conocimos que el CSIC ha propuesto llevar a cabo una cacería masiva y controlada para atajar definitivamente el problema de la tuberculosis bovina que amenaza al ecosistema del Parque Nacional de Doñana desde hace años.

Pese a que los ecologistas tratan de detener esta medida, denunciándola ante la UE, deberían preguntarse si no es la mejor solución a un problema que no es nuevo, aunque si lo son sus alarmantes cifras.

Según esta noticia, aparecida en varios medios de comunicación, más de la mitad de los ejemplares de jabalíes de la reserva natural están infectados por una bacteria que puede contagiar al ser humano, mostrando un cuadro clínico similar en ambos casos. Además, casi un tercio de los ciervos y un pequeño porcentaje de gamos están en la misma situación.

Lo que los activistas no consiguen ver es la incidencia que esta enfermedad puede tener en el desarrollo de la población del lince ibérico, una especie protegida por cuya supervivencia se lleva luchando desde siempre.

Juan José Negro, investigador de la Estación Biológica de Doñana, afirma que en este lugar el jabalí actúa “como un carroñero”, que transmite la tuberculosis a sus presas cuando se dedica al simple mordisqueo de éstas, que a su vez son comidas después por otros animales y que, consiguientemente, quedan también infectados.

Este es el caso del lince, rey entre la fauna carnívora del lugar. Es evidente que no podemos permitir que su ya de por sí pequeña población quede aún más diezmada por no poder alimentarse en unas condiciones de seguridad dignas de su estatus. Además, el número de ejemplares de cochinos, ciervos y gamos es relativamente elevado y la exterminación de los enfermos no supondría amenaza alguna a la perpetuación de sus respectivas especies.

Los ecologistas piensan que con la eliminación de estos animales podría darse una superpoblación de herbívoros que pusiera en jaque a la vegetación del lugar y que facilitara el surgimiento de incendios en verano. Argumento que cae por su propio peso, pues no estamos hablando de un bosque abierto sino de una reserva vigilada y cuidada, donde sólo la negligencia humana puede provocar el surgimiento de las llamas, como ha ocurrido en alguna ocasión, con o sin carnívoros en sus tierras.

Nuevamente, la concienciación ecológica de unos y otros entra en conflicto, aunque la responsabilidad de ver más allá del simple hecho de disparar vuelve a decantar la balanza a favor de los cazadores.

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Con todas las de la ley

Durante semanas, les hemos presentado las mejores escopetas y rifles del mercado y hemos analizado sus características. Sin embargo, nunca hasta ahora nos habíamos planteado cuestiones como estas: ¿dónde se deben guardar las armas?, ¿cómo se deben trasladar?, ¿qué ocurre en caso de pérdida o robo? Conocer su respuesta puede ahorrarnos sanciones y serias consecuencias legislativas. Por ello, hemos acudido al Reglamento de Armas para saber cómo practicar la actividad cinegética con todas las de la ley.

Las escopetas son armas documentadas de la categoría 3ª.2, para las que se necesita una licencia de armas tipo “E”. En cambio, los rifles pertenecen a la categoría 2ª.2 y requieren una licencia tipo “D”. Por ello, dentro del Reglamento de Armas encontramos algunas diferencias en el trato legislativo que se les otorga.

Dónde guardar las armas
Según el Reglamento de Armas, éstas se deben tener “en lugar seguro”. Así, establece que los rifles se guardarán “en los propios domicilios de los titulares, en cajas fuertes o armeros autorizados”. Por su parte, las escopetas también deben depositarse en el hogar de su propietario, pero no es obligatorio poseer un armero.

El problema para muchos cazadores reside en determinar qué es “un lugar seguro” y qué se entiende por “propio domicilio”. Según Jorge Pérez, miembro de la Intervención de Armas de la Guardia Civil, “se trata de una cuestión de sentido común”. Por ejemplo, dice, “lo más normal es guardar las armas en la habitación de la casa menos frecuentada: trasteros, altillos, etc”. Para él, “lo más importante no es evitar una multa sino evitar una posible desgracia familiar o sucesos de los que podamos arrepentirnos toda la vida”. Por eso, Jorge también aconseja “colocar las armas de forma que no sean visibles y que no estén al alcance directo de los niños”.

Sin embargo, Jorge tiene más dificultades a la hora de interpretar que se entiende por “propio domicilio”. Considera que “el empadronamiento del titular del arma se tendrá en cuenta a la hora de fijar su residencia habitual”, pero cree que la cosa se complica en el caso de segundas viviendas. Aunque él personalmente opina que “también se deberían considerar como domicilio propio a efectos de poder guardar allí las armas de caza”, en realidad se trata de un asunto que queda en el aire.

Cómo trasladarlas
Aquí, el Reglamento de Armas es mucho más claro y no deja lugar a dudas. Fija que “solamente se podrán llevar armas reglamentarias por las vías y lugares públicos urbanos, y desmontadas o dentro de sus cajas o fundas, durante el trayecto desde los lugares en que habitualmente estén guardadas o depositadas hasta los lugares donde se realicen las actividades de utilización debidamente autorizadas”. Únicamente, olvida un aspecto: aunque las armas vayan dentro de sus cajas o fundas, siempre tendrán que estar descargadas, algo que también forma parte de ese “sentido común” del que nos hablaba Jorge.

Qué ocurre en caso de pérdida o robo
El Reglamento de Armas nos dice que estamos obligados a “adoptar las medidas necesarias para evitar su pérdida, robo o sustracción”. En caso, de que nos ocurra alguno de estos supuestos, debemos acudir “inmediatamente” a la Intervención de Armas de la Guardia Civil a declarar. Pero para nuestra desgracia, el hecho no terminaría aquí; en el capítulo de sanciones vemos que nos correspondería una multa de hasta 3.000 euros para escopetas, y de hasta 6.000 euros en el caso de que se trate de un rifle.

En resumen, que además de quedarnos sin arma, nos pueden meter una buena multa. Por eso, les invitamos a que sigan nuestros pasos y consulten el Reglamento de Armas; como todos sabemos, el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento.

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Alaska: El país del oso

Alaska es un estado de los Estados Unidos (desde el 3 de enero de 1959), situado en el extremo noroeste del continente americano, con capital en Juneau. Fue el penúltimo en incorporarse a los Estados Unidos. Se halla rodeado por los océanos Ártico y Pacífico, comparte frontera con Canadá, y está separado de Rusia por el estrecho de Bering.

La caza del oso en Alaska es el sueño de todo cazador que viaja a este estado norteamericano. Este estado ofrece cinco especies del juego grande a la caza: Oso pardo, polar, grizzly, kodiak y oso negro americano.

Osos Kodiak
Se encuentran por casi toda Alaska, a excepción del sur de las islas. Hay sin embargo una isla que es famosa por sus osos. Es la isla de Kodiak. Son unos osos muchos más grandes que los de otras especies, con un elemento diferenciador: la envergadura del cráneo. Además, es más robusto y de pelo más largo y denso que otros osos pardos.

Se le llama a veces también oso gigante de Alaska debido a su gran tamaño, pues se trata del mayor oso pardo y rivaliza con el oso polar por el título de carnívoro terrestre más grande de la Tierra.

La mayoría de los ejemplares son tranquilos mientras no se les moleste, y la isla Kodiak es uno de los lugares más visitados de Alaska precisamente para admirar sus enormes osos. Seguidamente, podemos ver unas imágenes de algunos ejemplares viviendo en este maravilloso paraje:

La caza de esta subespecie está permitida pero regulada para evitar un exceso en ella. Unos dos tercios de la isla Kodiak se encuentran dentro de los límites del Kodiak National Wildlife Refuge, donde la caza no está permitida.

Osos Grizzly
El oso grizzly es una de las subespecies del oso pardo más conocidas y grandes del planeta. Tiene un pelaje pardo grisáceo más oscuro que el de otros osos pardos.

Se alimentan fundamentalmente de materia vegetal, insectos, peces, otros pequeños vertebrados y carroña, pero cuando llega el momento son capaces de cazar grandes animales. Son lo suficientemente inteligentes como para elegir el animal más débil y luego de una extensa carrera lo atrapa derribándolo con sus zarpas. Estos osos atacan sólo al ser humano cuando se sienten amenazados.

En el parque del Río McNeil (Alaska) es donde habita esta subespecie del oso pardo. Cada verano llegan estos osos para cazar salmones y alimentarse apropiadamente para soportar la hibernación. A continuación podemos observar un vídeo donde aparece fielmente reflejada la majestuosidad de este lugar:

En el parque, la caza de cualquier especie está protegida por ley, de manera que el parque se convierte en una esperanza para el aumento del número de ejemplares de oso, que actualmente está considerada como especie en peligro de extinción, según el CITES.

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martes, 6 de mayo de 2008

Freno a la superpoblación de conejos

La máxima de que el mundo está mal repartido también se cumple en determinados ámbitos de la actividad cinegética. Mientras que en algunas zonas de España los conejos prácticamente han desaparecido, hay algunas comunidades autónomas que sufren una plaga de esta especie. En Cataluña y Navarra, donde los daños ocasionados por los conejos se contabilizan en millones de euros, ya se han tomado medidas.

“Nunca había visto algo igual”, nos cuenta vía telefónica Fermín Salazar Montes, uno de los muchos agricultores navarros que viven “desesperados” por la plaga de conejos que azota a la comunidad foral. El año pasado la cosecha de este hortelano fue nula y según dice, “este año va por el mismo camino”. Pero su caso no es único; sólo en Corella, donde vive, los daños totales ocasionados por los conejos ascienden a 466.400 euros. Estos roedores atacan cultivos de olivo, frutales, hortalizas y viñas, pero sobre todo, se ceban con el cereal.


Junto a las estrategias que los agricultores puedan seguir a nivel particular, la Consejería de Desarrollo Rural y Medio Ambiente de Navarra ya ha tomado medidas para tratar de controlar la superpoblación de conejos. Así, se han ampliado las fechas de caza en algunos municipios. Según declaró a EFE la consejera Begoña Sanzberro, la decisión está logrando resultados “razonablemente buenos” en localidades como Obanos, Mendigorría, Larraga, Villatuerta y Cirauqui. Sus cotos de caza, que como titulares de las zonas cinegéticas son responsables de los daños en los cultivos, tienen vía libre por parte de la Administración Foral para erradicar la plaga de conejos. En Cirauqui, concretamente, además de las cacerías organizadas por los vecinos, se ha abierto las puertas a cazadores de otras comunidades autónomas. Solamente desde La Rioja han acudido más de cien personas. Entre ellos, Damián Palacios Fernández y su hermano Miguel Ángel, que cazaron en Cirauqui hace un par de semanas. “Lo pasamos en grande”, dice el primero; y prosigue: “fuimos un domingo un grupo de diez amigos y en una sola mañana matamos 76 conejos, muchos más de los que hemos matado en nuestro pueblo en todo el año”. Nos cuenta que ellos practicaron la caza con hurón. Este mamífero domesticado se introduce por los cabos de los conejos, que se ven obligados a abandonar su guarida ante los mordiscos de sus perseguidores. Cuando salen al exterior, los cazadores esperan con sus escopetas para matarlos de un disparo. Se trata de una modalidad de caza mucho más efectiva que otras que también se han utilizado, como la caza con arco.



Miguel Ángel, que fue el que más piezas cobró del grupo, está dispuesto a repetir: “sólo se pagan 30 euros por persona, que van destinados a pagar los daños que han hecho los conejos en los cultivos”. Además del bajo precio destaca las facilidades administrativas: “te dan un permiso especial de caza para un día; no tienes que pagar la Licencia de Caza de Navarra para todo el año, como ocurre si quieres ir a una batida de jabalí”.
Si bien parece que las medidas comienzan a dar sus frutos en Navarra, no sucede lo mismo en otras comunidades como Cataluña, que ya no sabe como frenar la superpoblación de conejos en el Alt Camp de Tarragona. Ante los estragos producidos por los roedores, la Generalitat, el Consejo Comarcal del Alt Camp, sindicatos, cooperativas agrícolas y la Sociedad de Cazadores se ha visto obligados a crear una comisión de seguimiento. Según EFE, en la primera reunión que mantuvieron “se decidieron los puntos exactos sobre el terreno donde realizar quemas controladas y determinar las madrigueras que se tienen que atacar”. Además, se ha previsto que los agentes rurales actúen en los cotos de caza para completar la labor de los cazadores y se ha pedido a los responsables de las carreteras catalanas que amplíen la limpieza de arcenes. Con ello, se quiere evitar que los conejos hagan madrigueras junto a autopistas o puentes. En esas zonas esta prohibida la caza y los conejos podrían criar a sus anchas, algo de lo que se quejan en Zamora.

Por último, los servicios territoriales de agricultura de la Generalitat sopesan la posibilidad de solicitar ayudas a las que se puedan acoger los agricultores con daños en sus cosechas. Pretenden, también, que el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino les reduzca el IRPF y las cotizaciones a la Seguridad Social.

A la espera de resultados, la situación que padecen Navarra y Cataluña ha hecho saltar la alarma en Aragón, que prefiere curarse en salud y ya ha puesto en marcha un plan de control para evitar la posibilidad de futuras plagas de conejos.

Casos como este ponen de manifiesto, una vez más, la necesidad de la caza para lograr un ordenamiento satisfactorio que permita la buena convivencia entre el ser humano y el entorno natural.

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Winchester Classic Super Safari Express: “El matagigantes"

Precisión, potencia y fiabilidad. Estas son las 3 características que definen la Winchester M70 Super Express, un rifle capaz de detener el furioso ataque de un animal de 500 kg.

Desde sus inicios, este rifle siempre ha estado vinculado a la caza en safaris. De hecho, su propio diseño fue concebido para ese fin: ser utilizado en la sabana africana y para abatir las especies peligrosas de América del norte.


Este rifle, denominado como “Matagigantes” debe gran parte de su fama a su excelente diseño y a la gran calidad de sus acabados. Todas las piezas que componen este rifle han sido cuidadas y tratadas hasta el más mínimo detalle. En este sentido, destacan su armadura de madera de nogal, su largo y pesado cañón de ánima rayada (61 cm), su seguro de tres posiciones y su excepcional sistema de cerrojo. El Winchester Super Express posee un cargador interno con capacidad para 3 proyectiles que se introducen dentro de la cámara gracias a la acción del cerrojo. El suave funcionamiento de este mecanismo facilita el manejo de esta arma, un poco pesada (4,5 kilos). Para reducir el incómodo efecto de retroceso este rifle también presenta una suave almohadilla en el extremo de la culata, e incluso ofrece la posibilidad de incorporar un freno de boca.

Sin embargo, seguramente, el aspecto más destacado del Winchester M70 Safari es el extractor de su cerrojo, tipo Mauser Pre-’64. Este extractor sujeta perfectamente la vaina, impidiendo cargar dos cartuchos a la vez (la vaina utilizada y el cartucho posterior).

Otros dos elementos que hablan por sí solos de la calidad que atesora el clásico Super Express son su doble anclaje y la disposición de la correa de transporte. E doble anclaje ofrece una mayor robustez al arma. En el caso de la correa, mantiene el diseño de los rifles de gran retroceso de hace.

Con el paso de los años, la popularidad del Winchester M70 Super Express ha ido en aumento, de tal forma que se ha convertido en un arma de leyenda.

Hoy en día, cobra una gran importancia el hecho de que este rifle haya salido de la mítica fábrica de New Haven. Tras el cierre de la planta en marzo de 2006, Winchester ha dejado de fabricar el modelo M70 en territorio estadounidense, pasando a producirse en las plantas que FN Herstal posee en Europa. Por este motivo, el clásico Super Express puede convertirse en los próximos años en una pieza de gran valor entre los coleccionistas que busquen un buen rifle Winchester de safari, hecho en Estados Unidos, y que ofrezca un excelente rendimiento en la caza de especies peligrosas.

¿Qué más se puede pedir? Un arma que se convierte en un seguro de vida para los cazadores que quieran asegurar las piezas más valiosas. Un sueño no sólo para cualquier profesional, sino para aficionados que dispongan, eso sí, de una gran cuenta corriente, que les permita adquirir esta verdadera joya de la armería.

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Rutas de caza: Objetivo elefante

La superpoblación de paquidermos en Sudáfrica ha llevado al gobierno de este país a levantar, el pasado jueves 1 de mayo, la prohibición de cazar elefantes impuesta desde hace 13 años. Esta medida se pone en marcha para tratar de controlar la excesiva cantidad de ejemplares de esta especie, que arrasan con la vegetación del área en la que viven y que son capaces de derribar un árbol para conseguir una rama con la que saciar su apetito.

Esta semana, retornamos al continente africano para recomendarles uno de los cotos más conocidos del planeta: El Parque Nacional Kruger, donde aquellos intrépidos cazadores que quieran aprovechar la apertura de la veda antes reseñada puedan hacerlo con todas las garantías.

Y es que el anuncio del ministro de Medio Ambiente, Marthinus van Schalkwyk, no ha dejado indiferente a la opinión pública. Pese a declarar que sólo se permitirá el sacrificio en algunas partes del país, pero “no hay intención de que se convierta en un matanza a gran escala", los más críticos con su gestión temen que este hecho se convierta en una llamada ‘de facto’ a los furtivos.

En Sudáfrica hay muchos más elefantes de los que su ecosistema puede permitir. Se calcula que hay cerca de 20.000, de los cuales 14.000 están en el Parque Nacional Kruger. Como están apelotonados, los elefantes están terminando con las reservas de vegetación del lugar, y ponen en peligro a otras especies con las que comparten dicho territorio. Por tanto, parece evidente que este desequilibrio amenaza el ecosistema de un coto con casi dos siglos de historia.

El Parque Nacional Kruger abarca una extensión de 18.989 kilómetros cuadrados, en los que encontramos 21 campamentos y 18 refugios privados. En este terreno habitan 517 especies de aves, 147 de mamíferos y 120 de reptiles, peces y anfibios. Todas ellas arropadas por 1.982 tipos de plantas.

En definitiva, una experiencia inolvidable que los amantes de la cinegética no deben dejar pasar.

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